La salud mental tiene que dejar de ser un tabú. Necesitamos que se hable de ello desde las esferas públicas. Evitemos más suicidios.
El suicidio ya es considerado la primera causa de muerte entre los más jóvenes. Sin embargo, seguimos sin tener planes de prevención y de intervención adecuados para abordar estos problemas desde la educación. Tampoco existe una coordinación en las respuestas autonómicas ni campañas de sensibilización a nivel estatal.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes se debe tener especial cuidado y prestar mucha atención debido a que se encuentran en etapas especialmente sensibles, por lo que debemos saber detectar posibles factores de riesgo para su salud mental. No podemos ignorar las señales de auxilio; si prestáramos más atención a ciertos indicadores podríamos evitar muchos problemas graves e incluso, muertes.
¡Hay que romper el estigma, acabemos con el tabú de la salud mental!
Normalmente, los medios de comunicación y las administraciones públicas evitan hablar abiertamente de estos temas por un supuesto “miedo” a que los casos se multipliquen. Parece que si no hablamos de ello no existe, pero no es verdad.
Aunque los casos de suicidio en personas famosas e influyentes resuenan más en los medios de comunicación se ignora que, actualmente, en España se llevan a cabo 11 suicidios de media al día. Si bien todo el mundo puede padecer problemas de salud mental, la clase obrera es más vulnerable debido a las dificultades socioeconómicas que enfrenta en su día a día. Los trabajos precarios con sueldos inadecuados y horarios indignos, las dificultades para tener una vivienda decente y la falta de recursos económicos en general, acarrean un desgaste en la salud mental de muchas personas que no pueden permitirse atenderlo de forma prioritaria.
La salud mental no puede ser un privilegio. La pandemia de la COVID-19 ha traído consigo un sinfín de problemas psicológicos y, aunque por fin parece que se está prestando algo más de atención al ámbito de la salud mental, todavía faltan recursos. El número de plazas PIR en España sigue siendo desmesuradamente bajo. La sanidad pública está saturada y para recibir atención psicológica hay una lista de espera que no responde a las necesidades de las personas, en ocasiones muy urgentes.
La atención psicológica se ha convertido en algo tan poco accesible para la mayoría de personas que, incluso durante el confinamiento, hubo numerosos profesionales de la salud mental que decidieron prestar sus servicios de manera gratuita para quienes no podían pagarlos. Y a menudo son muchos los profesionales que prestan servicio gratuito mediante asociaciones o por su propia cuenta a personas con dificultades económicas. Esto sería impensable si se hiciera en otro tipo de cargos. ¿Por qué se sigue infravalorando el trabajo en salud mental?
Ya que los profesionales de la salud mental no pueden hacerse cargo de todos los problemas que provienen de un sistema mal estructurado y que desemboca en personas dañadas psicológicamente, todas las personas deberían poder acceder sin problema a un sistema de salud mental gratuito y de calidad.
Firma para que la reivindicación pueda llegar hasta las instituciones y que se empiece a dar a la salud mental la importancia que merece.