Hola. Me llamo Abraham, tengo 40 años y en 2001 me diagnosticaron una hernia de hiato. Posteriormente, también he tenido diferentes afecciones que me han llevado a tener gastritis crónica y desarrollo de sensibilidad al gluten, no celiaco. 

Hace 20 años que convivo con la hernia de hiato. Yo notaba que la comida no me sentaba bien y que me pasaba bastante factura al comer ciertos alimentos. Cuando ves que algo traspasa lo puntual, te preocupa. Es por eso, por lo que decidí ir al digestólogo.

Yo entiendo que las personas, de primeras, no se informen. Si yo no hubiera tenido esta enfermedad, quizás nunca hubiera mirado nada relacionado con dicha enfermedad. En mi caso, los síntomas eran ardor, escozor, acidez, las malas digestiones cada vez iban a más, etc. Ahí fue cuando me realizaron una endoscopia y me diagnosticaron la hernia de hiato. 

Con el tiempo, todo lo relacionado con la enfermedad se va haciendo cada vez más duro. Tras varias endoscopias a lo largo de estos años, me han comunicado que la hernia es muy grande, pero que no me recomiendan que sea operada, pese a su tamaño, porque la operación no es suficiente y puede que no quede bien de primeras. Es pasar por un trance que no te garantiza la cura. Lo que te dicen exactamente es que mientras no impacte en tu vida hasta el punto de que dejes de hacerla, tengo que tirar para adelante sin la operación de hernia. 

A nivel social también me ha afectado porque te vas cohibiendo a la hora de comer determinadas cosas, beber… cambias muchos hábitos. Yo actualmente me controlo mucho, pero es porque desarrollé sensibilidad al gluten. No soy celiaco, pero tengo predisposición a desarrollar celiaquía. Tengo que realizarme una biopsia en enero para que confirmen si soy definitivamente celiaco o no. 

Yo noto bastante que mi calidad de vida mejora sin gluten. Cuando, en alguna ocasión, he incluido en mi alimentación algún alimento que pudiera tener trazas de gluten, me producía un hinchazón intestinal enorme, ganas de vomitar, mareos, etc. Es como si te clavaran un puñal por dentro. Yo soy una persona muy delgada y la inflamación es tal, que me tengo que desabrochar el pantalón para que no me duela. 

La gastritis crónica puede generarse por muchas causas, desde el estrés hasta una mala alimentación. En mi caso, pienso que ha sido un poco por todo. He estado muy mal, con momentos de mucho estrés y, aunque soy una persona optimista, tuve que ir al psicólogo para que me ayudara a gestionar todas mis emociones. A pesar de que tomé conciencia y fui a un terapeuta, duré 3 o 4 sesiones porque salía igual que entraba. 

Ahora estoy pasando un momento bastante malo porque mi madre falleció hace unos días y ha sido una trágica noticia. He estado con ella en el hospital durante dos meses y en todo ese tiempo no me he acordado mucho de mi enfermedad porque todas las fuerzas las necesitaba ella. La mente es muy poderosa. 

Las personas con este tipo de dolencias necesitamos que desde el Sistema Sanitario se preste más atención a las enfermedades crónicas y a las dolencias que no se ven a la vista, como la gastritis. No me puedo creer que actualmente no haya un tratamiento, remedio o medicamento para paliar, por ejemplo, la inflamación de la gastritis. Si vas quitando la inflamación, la cronicidad irá desapareciendo. Es por eso, por lo que lanzo esta petición al Congreso de los Diputados para que aumente la investigación de estas enfermedades, inviertan en recursos que ayuden a solucionar, como la dedicación y formación de los profesionales y sobre todo, que con esa inversión, den solución en la mayor brevedad posible a la inflamación producida por la gastritis crónica.