Hola, soy Aida, tengo 43 años y vivo en Burgos. Con tan solo 29 años, me diagnosticaron un Linfoma de Hodking, un cáncer que se forma en el sistema linfático.

Tuve que pasar por 6 sesiones de quimioterapia tremendamente agresivas, durante las cuales sufría repetidos vómitos, un intenso cansancio, infecciones de diversos tipos, y dolores en todo el cuerpo. Posteriormente me sometí a radioterapia. Con esta última se llegó a una remisión completa del linfoma. No obstante las secuelas que heredé del tratamiento fueron importantes: un sistema inmune tremendamente perjudicado, incapaz de luchar contra las infecciones, y unos pulmones literalmente quemados.

En el año 2018 encontré un bulto en mi pecho derecho. El diagnóstico fue lo que me temía, cáncer de mama. Ya entonces los médicos dejaron caer de soslayo que el origen del mismo podría ser la radioterapia a la que me habían sometido años atrás. Tuvieron que practicarme una mastectomía. Después empecé con un tratamiento hormonal mediante pastillas.

En marzo de 2020, en pleno confinamiento, tuve que hacer frente a mi segunda pandemia. De forma casual descubrieron metástasis ósea en una vértebra. Confirmaron entonces que la radioterapia a la que me sometí hacía 15 años, mucho menos localizada que la aplicada en la actualidad, era la causa más probable del cáncer en la mama y posterior metástasis. Actualmente estoy en tratamiento. Este cáncer no tiene cura, y a lo único que puedo aspirar es a qué dicho tratamiento se convierta en crónico y que lo sea durante muchos años. QUIERO VIVIR.

El objeto de estas palabras no es sino resaltar la importancia de la INVESTIGACION, gracias a la cual se han conseguido minimizar los efectos secundarios de los tratamientos, y aún más importante, sus secuelas. 

Está bien normalizar la palabra cáncer, pero por favor, no normalicemos la enfermedad, no pretendamos teñir de rosa lo que aún sigue siendo negro, y demos así la excusa perfecta tanto al gobierno como a las diversas administraciones, para no comprometerse en crear programas para y por la investigación contra el cáncer. 

El CANCER sigue siendo una ENFERMEDAD MORTAL. NO HAY VENCEDORAS/ES NI VENCIDAS/OS. Los enfermos de cáncer batallamos una guerra donde nuestras únicas armas son la INVESTIGACIÓN y un equipo médico extraordinario. Aquel que sobrevive lo hace gracias a ellos, y el que muere, no es un perdedor y nunca se ha rendido, sencillamente no ha habido tratamiento con éxito para él.

Así pues me dirijo a los políticos de las Cortes de Castilla y León, y les pregunto: ¿Cuándo van a abandonar las meras campañas en las que predomina la superación personal y el optimismo, y van a proponer programas donde se comprometan a aumentar los fondos para la investigación contra el cáncer?