Mi nombre es Alejandro Claros, soy hermano de Angie Valentina, una joven de Pradera, Valle del Cauca, que recientemente fue intervenida por cálculos en los riñones y actualmente se encuentra en recuperación. Las dificultades que hemos atravesado para que Angie Valentina pueda ser atendida de forma digna han sido muy grandes. Este proceso ha durado más de dos años y la negligencia médica y política, han empeorado todo.

En el 2018, Angie Valentina tuvo unas ecografías donde se hallaron cálculos en los riñones, en esta fecha le pusieron un catéter. Más adelante, Valentina no puedo acudir a la cita en donde le retirarían su catéter y luego, empezó a tener fiebres muy altas y otros síntomas graves como hematuria y fuertes dolores abdominales. En diferentes hospitales, nos decían que no se trataba de una urgencia y así pasamos más de dos años, de un lado a otro sin la atención adecuada. 

Hace dos meses, interpusimos un recurso ante la Superintendencia de Salud y logramos que a Angie Valentina le agendaran cita médica para hospitalización y segunda operación en el Hospital Universitario del Valle, para retirar el catéter y los cálculos renales. Una vez fue intervenida, le ordenaron salida del hospital al día siguiente, para evitar contagio de Covid-19, sin embargo, este procedimiento fue muy peligroso para su recuperación. A los tres días de estar en casa, presentó fiebre y fuertes dolores, por lo que tuvimos que buscar ayuda urgente para trasladarla a Cali.

En Pradera, tanto el sistema de ambulancias como el cuerpo de bomberos, se negaron a prestarnos el servicio de traslado. Angie Valentina no podía ni levantarse y su traslado se debía hacer en ambulancia. En el Hospital de Pradera tampoco obtuvimos respuesta y uno de mis vecinos tuvo que tomar una camilla de dicho hospital, por la fuerza, para subir a Angie Valentina a una camioneta que conseguimos, lo cual fue de todas formas riesgoso e inadecuado. Así la llevamos en primera instancia al Hospital de Pradera con el objetivo de trasladarla al Hospital Universitario de Cali.

En el Hospital de Pradera tampoco recibimos el servicio de ambulancia y finalmente logramos contactar con una ambulancia particular que logramos alquilar, para llevar a Angie Valentina, a Cali. Angie necesitaba donantes de sangre con urgencia. Nos comunicamos con el Secretario de Salud de Pradera para solicitar apoyo y aprobación para recibir donantes, pero él se negó y nos dijo que era la Secretaría de Gobierno de Pradera, quien nos debía atender. Debido a que no podíamos esperar porque el mismo día teníamos que responder al banco de sangre, no logramos ir hasta la Secretaría de Gobierno. Incluso contactamos con  el alcalde de Pradera, pero ni siquiera entendió nuestros mensajes. 

Me resta decir dos cosas. La primera es agradecer al pueblo Pradereño, pues se acercaron diferentes donantes para ayudar a Angie Valentina. La segunda, es solicitar una respuesta política para que la negligencia médica y política no sigan atropellando nuestro derecho a la salud. Este caso, por fortuna no pasó a mayores, pero muchos otros sí y por ello espero el apoyo de las personas para llegar a 350 firmas y obtener respuesta política desde el Congreso de la República.