Me llamo Alicia Hernández, soy de Tenerife y el pasado viernes sufrí un episodio de acoso callejero cuando caminaba por la calle con una amiga. Cuento mi historia para animar a otra mujeres a que denuncien y visibilizar el problema que sufrimos.   

Estábamos caminando bajando por un parque y nos perdimos. No sabíamos dónde estábamos, seguimos caminando tratando de orientarnos y decidimos sentarnos en una acera. Ese mismo día, como unas cinco horas antes, había visto una furgoneta verde que nos había pitado y hecho cosas raras mientras paseaba con unas amigas. Cuando estábamos sentadas en aquella acera tras habernos perdido, pasó la misma furgoneta, nos pitó e hizo el mismo ruido. Se paró y nos dijo a mí y a mi amiga : “Ay pero qué veo ahí”. Le dije a mi amiga que tenía que coger todo y salir corriendo. Nos metimos por un callejón por el que se metió un coche y por suerte nos encontramos con una señora que nos ayudó y nos dejó entrar a su casa. Después, nos acercó en coche hasta una zona segura y fue muy amable. 

Pasamos mucho miedo y fue un susto muy fuerte.  No comprendo por qué las mujeres no podemos tener el derecho a sentirnos  seguras cuando caminamos por la calle. Nosotras tuvimos suerte, pero muchas otras no la han tenido. Me parece mal que tengamos que salir a la calle con el miedo de que te pueda pasar algo, por el simple hecho de ser mujer yo ya tengo que tener miedo y eso es injusto. En ocasiones se nos intenta culpabilizar de este tipo de situaciones y estos casos de acoso se solucionan con educación desde la infancia para que no haya acosadores.   

Me gustaría visibilizar y reivindicar que las mujeres tenemos derecho a sentirnos seguras cuando estemos en la calle, no queremos tener miedo siempre. Apuesto por una educación en la diversidad y el respeto desde la infancia para que cuando seamos adultos dejen de producirse este tipo de casos y que no piensen que ese comportamiento es correcto. Nadie tiene derecho a perseguir y asustar a ninguna persona.