Me llamo Alicia y vivo en Madrid. A finales de 2019 decidí que quería quedarme embarazada. En relación con esto, fui al ginecólogo para que me hicieran las pruebas pertinentes. De entrada me informaron de que todo estaba bien, pero en diciembre me percaté de que me había aparecido un bulto entre el pecho y la axila. Decidí acudir al ginecólogo de nuevo. Allí me hicieron una ecografía mamaria y me dijeron, de nuevo, que todo estaba bien.

En febrero de 2020 me quedé embarazada y después de dos o tres meses me apareció una herida en el pezón que me supuraba y que no se cerraba. Los médicos la asociaban con el embarazo; me recetaron todo tipo de tratamientos pero no funcionaban. Fueron pasando los meses y en julio decidieron que para revisar el tema del pezón y para ver que no hubiera irregularidades relacionadas con el bulto que me había detectado meses atrás, me harían otra ecografía mamaria. Me dieron cita para septiembre y fue entonces cuando empezaron a sospechar que algo no estaba como tenía que estar.

Decidieron hacerme una biopsia, ya que estando embarazada no me podían hacer muchas pruebas más. Una vez hecha la prueba, me informaron de que padecía un cáncer de mama de la tipología her2. Me adelantaron el parto y después me hicieron todas las pruebas que no me habían podido hacer. El cáncer afectaba parte de los ganglios de la axila y, por suerte, no había hecho metástasis. Entonces, recibí quimioterapia, me hicieron una mastectomía y me dieron radioterapia. En estos momentos, estoy con un tratamiento de prevención que me suministran vía intravenosa una vez al mes. También me hacen revisiones rutinarias de control.

Cuando me diagnosticaron el cáncer tenía 30 años y no tengo antecedentes familiares que padecieran esta enfermedad; es decir, no cumplía con el perfil de mujer a quien se considera que hay que hacer seguimiento para prevenir de la patología antes de los 40 o los 50 años. Además, las ecografías mamarias, a las cuales es muy difícil acceder, no son pruebas muy concluyentes si tienes un pecho fibroso como en el caso de muchas mujeres jóvenes. Considero que es primordial que se incida en que los profesionales sanitarios cuenten con los recursos necesarios para poder garantizar diagnósticos tempranos a cualquier persona con sintomatología.

Es por esto que me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta: ¿Por qué no se destinan más recursos económicos a investigar nuevas líneas de detección temprana que sean más eficaces y accesibles a personas jóvenes?