Me llamo Alma, soy de Jaén y desde hace tres años vivo inmersa en una pesadilla. Durante cinco años compartí mi vida con un hombre legionario, una persona por la cual dejé todo de lado, hasta el punto de trasladarme a Ceuta para estar con él. Le ofrecieron una misión a Irak, motivo por el cual me pidió que juntos hiciésemos un vídeo de contenido pornográfico, ya que según él, allí no existía Internet.  Lo hice, y es que, como a mucha gente le puede pasar, tras una relación de tantos años, es difícil pararse a pensar que esa persona te la puede jugar. 

Posteriormente, la relación llegó a su fin. Ahí, comenzó mi calvario. Decidí volver a mi ciudad, intenté rehacer mi vida y participé en un programa de televisión. Aprovechando mi tirón mediático, mi expareja, presuntamente, decidió subir el vídeo a una página porno, con tan mala suerte que las imágenes llegaron a las manos de uno de los hombres con más influencia en Jaén. Este, pese a considerarle amigo, en lugar de avisarme, lo difundió entre un grupo de camareros de una de las discotecas más grandes de la ciudad, y el vídeo empezó a moverse de forma descontrolada.

Intenté frenarlo, acudí a la Policía Nacional, quienes en todo momento se han portado fantásticamente conmigo, pero el vídeo ya estaba en el móvil de muchas personas de la ciudad. Por desgracia, vivimos en una sociedad muy retorcida que, en lugar de poner fin a estos actos, critican. Desde ese momento he sufrido humillaciones por la calle, por las redes sociales e, incluso, me han tachado de actriz porno. Además, esta historia está afectando a mi familia, tengo un hijo de 15 años que, sin quererlo, se ha visto perjudicado hasta tal punto que ha estado un año encerrado en casa y ha dejado de lado sus estudios. 

Con la gente en contra, recurrí a la justicia. ¡Sorpresa!, también me dio la espalda. Si en lugar de un legionario se tratase de un panadero, estoy segura de que ese mismo día la persona hubiese sido detenida y condenada. 

Desesperada, tras varias denuncias, un intento de suicidio y una familia destrozada, recurrí a una de las abogadas más importantes de Jaén. Me dijo que tranquila, que hablaría con los responsables del programa AMUVI (contra la violencia de género y agresiones sexuales) y lo incluirían ahí. 

Pese a todo, hoy la persona que presuntamente subió las imágenes a Internet sigue sin ser juzgada, simplemente por ser quien es. Necesito vuestra ayuda. Firma esta petición para que las instituciones actúen y los implicados paguen por el daño ocasionado.