Me llamo Ana, soy de A Coruña y tengo 18 años. Empecé a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) a los 14 años. No creo que hubiera un motivo en concreto que me llevara a ello, sino que fue un cúmulo de cosas que se me fueron juntando.

El año pasado, cuando empezó la pandemia, no me afectó en cuanto a mi TCA. De hecho, era un momento en el que estaba bastante bien y en este sentido no me afectó tanto. Sin embargo, sí me afectó a nivel de ansiedad: tenía que hacer la Selectividad, y toda esa incertidumbre, de cuándo hacer el examen, cómo, si había que ir a clase o no, me generó mucho malestar.

Fueron pasando los meses y, al ver que la pandemia se alargaba más de lo que esperábamos, con el confinamiento, el aislamiento y la falta de vida social, me sentí bastante sola y tuve demasiado tiempo libre para pensar y darle vueltas a todo. Fue por todo eso que en noviembre del año pasado tuve una recaída, en la que estoy trabajando ahora.

Actualmente estoy en ingreso domiciliario. Tengo consultas por videollamada y cada dos semanas voy a la cínica para hacerme un control. Todo esto está siendo por la vía privada, ya que por la pública no tuve buenas experiencias. No es ninguna novedad que los servicios de salud mental en Galicia y en el resto de España siguen siendo insuficientes, y ahora con la pandemia lo podemos ver de forma más clara.

Es por esto que quiero dirigirme a los miembros del Parlamento de Galicia, ya que soy de Galicia y son mis representantes en dicha cámara, para que se dé más refuerzo a los servicios de salud mental, especialmente para la gente joven, que estamos siendo de los más afectados por la pandemia.

Compartir mi historia y mi día a día por Instagram me está ayudando mucho a desahogarme, a intercambiar vivencias y opiniones, y a apoyarnos entre diferentes personas que tenemos el mismo problema. Es importante que hagamos comunidad y que nos ayudemos entre todos.