Pregunta para Parlamento de Catalunya
Mi hijo tiene TEA y solo encuentro trabas para matricularle en el colegio ordinario ¿Por qué los centros no cuentan con los recursos suficientes para que estos niños y niñas no sean tratados de forma diferente por su condición?
Me llamo Ana, soy de Manresa (Barcelona) y tengo un hijo de tres añitos que se llama Maikel. Desde que era muy pequeño mi marido y yo nos dimos cuentas que había algo diferente en él. Por ejemplo, que su peso era excesivo, que no aceptaba alimentos sólidos, que tenía una hiperactividad muy superior a la de cualquier otro niño o niña de su edad o que no se dirigía a nosotros, pero si leía con total facilidad.
Tras varios años de diagnósticos fallidos, una lucha constante por ser escuchados, mi despido voluntario para poder dedicarme 24 horas diarias a él, un traslado de ciudad y un sinfín de etcéteras más, llegó la noticia: Maikel tiene trastorno del espectro autista (TEA), comportamiento disruptivo, alto grado de hiperactividad y crisis Meldown.
El TEA no es lo que la sociedad cree que es, el TEA abarca numerosos campos que muchas personas aún desconocen. Hemos llegado al punto de estar encerrados en casa de forma permanente, no porque queramos, sino porque entra en crisis (tirar, romper, pegar, patear, voltear … todo aquello que se le cruza en su cambio, a causa de su hipersensibilidad, falta de conciencia al peligro y sobreestímulos externos.
A toda esta historia, se une ahora la injusticia y pesadilla que estamos viviendo con su matriculación en el colegio. No están tratando como una patata caliente. Como es de suponer, un niño con estas características necesita unas necesidades especiales en casa y, por supuesto, en el aula. Por ello, solicitamos informes en CDIAP (Centro de Desarrollo y Atención Precoz) donde acreditasen esto, ya que, al no tener reconocida la discapacidad (estamos en trámites), es imposible matricularlo en un colegio de Educación Especial.
Hablamos con el colegio ordinario al que queríamos matricularle y nos indicaron que le pondrían un apoyo en el aula y una serie de “condiciones”, como, por ejemplo, que los padres deberíamos hacer la adaptación y estar con él en el aula y acudir al centro a cambiarle el pañal. Además, como Maikel no puede comer sólido y debe hacerlo siempre con los mismos ingredientes, en el colegio no podían hacerse cargo de su alimentación.
Debido a que aún no teníamos informes para poder adjuntar a la preinscripción del centro, esta se hizo fuera de plazo pero argumentando todo con dichos informes. Ellos eran conocedores de toda información, motivo por el cual nos dijeron que mantendríamos una reunión para concretar las características y las necesidades que Maikel requería.
Y, ¡sorpresa! Al salir las litas Maikel había sido admitido en el colegio de otro pueblo, con todo lo que esto nos supone. Pero la historia no acaba aquí. En ese centro no eran conocedores de la condición de Maikel y de todo lo que supone tener a un alumno con TEA y sus características.
Matricularlo en ese colegio supondría más de ochos viajes al día para nosotros y para él. Que nos hayan destinado a otro centro que no hemos elegido y, no siendo motivo de esto la falta de plazas, no es justo. No nos pueden obligar a matricular a nuestro hijo en un centro que no sea de nuestro interés, sin ofrecernos alternativas y/o recursos. Además, tampoco tenemos claro que ese centro cuente con estos recursos y herramientas, puesto que la directora no sabía que Maikel tenía un diagnostico con estas características.
Por su parte, tras varias reclamaciones, desde el Ayuntamiento y el primer centro escolar donde pretendíamos matricular a Maikel, solo se basan en la fecha de matriculación. Según ellos, el hacerlo fuera de plazo ha sido el motivo de la no aceptación. Sin embargo, como ya he comentado, desde el minuto uno nos dijeron que no había problema, nadie nos indicó nada del fuera de término de la preinscripción. Aclarar, que en caso de que finalmente aceptasen su matriculación, ni su padre ni yo vemos adecuado matricular a Maikel en un centro en el que no se va a sentir acogido o donde no están preparados.
Por todo ello, como madre de Maikel, me dirijo a los miembros del Parlamento de Catalunya para que conozcan nuestra historia y tomen medidas al respecto. El propósito no es otro que el de luchar por encontrar un centro en Manresa donde sí tengan los recursos y el amor para acoger a nuestro hijo.