Pregunta para Parlamento de Navarra
Los programas educativos contra el acoso escolar tienen que ir destinados a alumnos, familias y docentes. Solo de esta manera se puede frenar esta cruda realidad.
Hola, me llamo Ana Isabel, tengo 30 años y soy maestra Montessori. Durante mi infancia y adolescencia, exactamente hasta los 18 años, sufrí acoso escolar y, por ello, doy visibilidad a este tema tabú para la sociedad a través de mis redes sociales. Ahora, también me uno a Osoigo para conseguir una respuesta política para esta realidad que sufren muchos niños en los centros educativos.
Es sabido que la educación es la base de todo y en esto me voy a centrar en este texto. Hasta ahora, las instituciones han hecho campañas en los centros para intentar impedir el acoso escolar, sin embargo, estas no son del todo eficaces. ¿Por qué? Porque nos olvidamos de muchos factores. Hay que crear conciencia en los niños, pero también en las familias y en los docentes.
Al ser profesora, he vivido el ángulo del acoso escolar desde las dos perspectivas. Cuando iba al instituto nos daban charlas sobre el bullying, no obstante, con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que estas eran insuficientes porque luego en casa nos enseñaban cosas opuestas. Los adultos son un pilar fundamental a la hora de transmitir a sus hijos los valores pertinentes para que no se conviertan en acosadores.
El problema está en que prácticamente todas nuestras dinámicas en la vida se basan en la competitividad, que está presente en todas las casas y en todo momento. Se educa a los niños para que todo aquel que no sea como ellos se convierta en objeto de burlas y, en gran parte de las ocasiones, estas conductas son heredadas de comportamientos adultos. Por este motivo, educar a los adultos también es fundamental para cambiar este problema de raíz.
Por otra parte, los docentes tenemos que aprender a no mirar hacia otro lado, a saber tratar y frenar estos casos de acoso escolar. Para ello, también es importante que nos enseñen y que nos vayan formando continuamente en la mediación de estas situaciones. Los programas que tienen los centros educativos para concienciar sobre estas conductas también deberían ir dirigidos a los profesores y a las familias.
Tenemos que dejar de tratar el acoso escolar como un tema tabú, tenemos que entender que es una realidad que urge frenar y que muchos niños están sufriendo diariamente. También muchos adultos seguimos sufriendo las secuelas del acoso que recibimos entonces, a base de inseguridades, de pocas habilidades sociales, etc. Las cosas tienen que cambiar y yo propongo lo siguiente: en los programas educativos contra el acoso escolar, incluir a todos los eslabones que forman la cadena (familias, docentes y niños). Además, dar charlas de impacto, contando casos reales y mostrando el daño que se le hace a muchos niños y las consecuencias futuras con las que los que han sufrido acoso tienen que lidiar.