Pregunta para Congreso de los diputados

Mi nombre es Ana María y estoy combatiendo mi segundo cáncer de mama ¿Cuándo habrá ayudas económicas por parte de la Administración pública para los pacientes oncológicos?

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Mi nombre es Ana María Moreno. Con 40 años me encontré un bulto en el pecho, fui al médico de cabecera y me dijo que lo que tenía era  estrés. Con el tiempo empezó a molestarme y me sentía muy cansada, hasta que volví al médico y me hicieron una biopsia: lo que tenía era un tumor.

A medida que iba avanzando el tiempo me hicieron más pruebas. El tumor había llegado hasta el primer ganglio antes del centinela. El tratamiento consistió en quimioterapia, radioterapia y una operación donde me quitaron hasta la bolsa del ganglio que está bajo la axila. 

Debido a esto dicha mitad de mi cuerpo, la izquierda, es socio inmune, es decir no tiene defensas. No me puedo quemar, no puedo levantar peso, es casi como si fuera cartón. Aún así seguí trabajando, casi unas 14 o 15 horas. Siempre me he considerado una persona proactiva. 

En la empresa en la que me encontraba en ese momento me dijeron que lo sentían mucho, pero que me tenía que ir. Que cuando estuvieran bien me volverían a llamar. Me echaron con mi sueldo y lo que me correspondía, y no volví a tener noticias.

Este primer cáncer fue muy duro, y no estaba tan avanzado como está ahora. Estuve prácticamente un año en la cama, casi sin poder moverme. Estuve 5 años peleando hasta que conseguí que me dieran unas pastillas que son como una mini quimio diaria. Son unas pastillas muy fuertes, de hecho yo en este momento no puedo estar parada más de una hora porque no tengo nervios en los dedos de los pies. Estos tratamientos me han corroído la funda de los nervios.

En noviembre de 2019, cuando estaba trabajando de azafata de tierra, me piden que ayude a bajar a un pasajero del avión, un hombre que pesaba 180 kilos. Yo les digo que que un solo brazo no puedo, que necesitaba ayuda. La contestación de mi jefe fue “que se cagaba en mi cáncer, que fuera al avión y que sentará al pasajero en su silla de rueda y lo sacara del avión”. En ese momento recogí todo y me fui. Hice una denuncia que gané, pero a mi eso no me sirve de nada. Trabajos hay muchos, pero cuando tienes mucha experiencia y eres mayor de 35 parece que ya no tienes ninguna oportunidad. 

Además está el hándicap de tu enfermedad. Siempre te encuentras cansado, eso no pasa nunca. Yo he intentado siempre mantenerme mínimamente activa, hacer un poco de deporte pero cuesta mucho salir de ese círculo de cansancio constante.

Empecé a engordar mucho y cuando iba a mi médica de cabecera me decía que tenía neumonía y me daba cortisona. Yo notaba que algo no iba bien. En marzo de 2020 llegó la pandemia y yo le pedí a mi médico que por favor me mandara un TAC con glucosa, para ver si hay manchas de cáncer (teniendo ya mi curriculum anterior). No me hicieron nada, ni una placa… solo me decían que tenía neumonía. 

Hasta que un día me presenté en el hospital y exigí que me atendieran. Al hacerme las pruebas detectaron que había reincidido en el cáncer.

Me da vergüenza pedir ayuda porque soy una persona independiente, pero me siento atada porque no me dan opciones. 

Por eso me gustaría que el Congreso de los Diputados tomara las riendas en la inversión pública y pusiera en marcha subvenciones y ayudas para las personas que, aunque queramos, no podemos trabajar. 

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