Pregunta para Congreso de los diputados

Soy Ana y padezco esclerosis múltiple, ¿por qué no se nos garantiza desde la sanidad pública un mínimo de calidad de vida?

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Ana María Peñalver Pregunta de Ana María Peñalver

Hola, me llamo Ana, y llevo conviviendo más de 20 años con una enfermedad crónica que causa un dolor con el mismo apelativo: crónico. Es decir, convivo con el dolor día sí, día también, llueva o nieve, tenga planes o no. Así es la esclerosis múltiple.

Durante estos años he padecido un impresionante calvario y, sin duda, podría comentar muchas situaciones casi surrealistas que me han ido sucediendo en mi lucha contra esta enfermedad. 

En mi caso, se me diagnosticó esta patología en el 2008. Sin embargo, como podéis leer más arriba, llevo luchando contra ella desde hace más de 20 años. Si hacemos cálculos no salen las cuentas, ¿verdad? Esto es porque tuvieron que darme numerosos brotes a lo largo del tiempo para que los médicos se decidieran a hacerme una resonancia que ratificaría mi esclerosis, puesto que ya a esas alturas se me detectaron daños cerebrales. Intentaron paliar mis síntomas a base de corticoides, sin tener en cuenta lo importante que es una detención temprana para evitar la aparición de secuelas en el paciente que la sufre.

Sin embargo, lo verdaderamente sorprendente vino cuando acudí a la seguridad social debido a mis migrañas crónicas. No recibí ni un atisbo de atención. Se me dijo que tenía que comprender que el hecho de tener una enfermedad crónica me predestinaba a vivir con dolor el resto de mis días, cosa que no se lo deseo a nadie. Mientras, yo me encontraba postrada en una cama, sin casi poderme mover del dolor que estas migrañas me causaban, con vómitos y, por encima de todo, con el sufrimiento de que no podía ni levantarme de la cama para ocuparme de mi hijo.

Hubo un momento en el que no pude soportarlo más y decidí acudir a la sanidad privada, donde me gasté miles de euros en un tratamiento para controlar estas migrañas, ya que la sanidad pública nunca me lo ofreció.

Desgraciadamente, esta historia que cuento no es solo mía, se repite en miles de enfermos crónicos, que ven como, a pesar de pagar una seguridad social, se les ignora sistemáticamente y se les obliga a convivir, de manera innecesaria, con el dolor. Lo horroroso de todo esto, que no todo el mundo puede pagarse un tratamiento como hice yo. ¿Pedimos demasiado? ¿Sólo pueden tener calidad de vida los ricos?

Hasta donde yo considero, exigir una calidad de vida acorde a nuestras necesidades no debería ser una necesidad, es un derecho que se nos debería garantizar. Como decía el eslogan hace unos años: “Sanidad pública y de calidad”. Los enfermos crónicos queremos tener calidad de vida.

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