Pregunta para Congreso de los diputados
Hola, me llamo Ana y padezco síndrome de Williams. ¿Cuándo se va a educar en la inclusión y en la inserción laboral de las personas con discapacidad?
Hola, me llamo Ana, soy de Tarragona y soy una chica de 27 años, alegre, divertida, soñadora, a la que le encanta ayudar a los demás y que trabajo en uno de los lugares más divertidos del mundo, Port Aventura. Ah, y, además, padezco síndrome de Williams.
Por si no conocéis este síndrome, se caracteriza por problemas con la motricidad y retraso madurativo. En mi caso, sí que he tenido ciertos problemas con la motricidad y, de pequeña también he experimentado, desgraciadamente, problemas de corazón.
En lo que respecta a mi historia, el punto álgido de mi vida ocurre en 2017, cuando comienzo a trabajar en Port Aventura. Me gustaría gritarle al mundo lo feliz que me hizo el poder trabajar. Como, tras mucho tiempo, la Ana positiva y optimista salió del escondite en el que se había estado recluyendo durante tanto tiempo. Sin duda, entrar en el mercado laboral es lo mejor que me ha sucedido en la vida.
En el mi puesto de trabajo, que conseguí tras mucho esfuerzo y dedicación, me siento respetada, valorada y, lo más importante, querida. Mis compañeros me adoran y me tratan como lo que realmente soy, una más.
Soy la primera chica que con síndrome de Williams que ha logrado esta inserción en el mundo laboral y, desde esta posición, me gustaría hacer comprender a la gente que padece algún tipo de discapacidad que, muchas veces, las barreras nos las ponemos nosotros mismos. El camino que he recorrido no ha sido fácil, pero gracias a mi esfuerzo he logrado cosas maravillosas.
Mi síndrome y yo somos uno. Y, por increíble que suene, mi patología me ha traído cosas fascinantes a mi vida, como el teatro, una de las disciplinas que adoro y que me encanta practicar, además de los musicales. En el documental “la vida con Williams” dejo claro lo que mi patología representa para mí.
Creo que va siendo hora de dejarnos de estigmas, de etiquetas y de todo ese tipo de prejuicios que nos limitan y nos ponen barreras. Es muy triste ver cómo la sociedad te rechaza por ser diferente, en vez de ver tus cualidades como esa rara joya, precisamente por los especiales que son.
Por eso, políticos del Congreso de los Diputados, es necesario que desde pequeños se empiece a educar a los niños en la inclusión, para evitar situaciones tan dañinas como innecesarias como es el bullying. También es necesario que quiten las trabas que limitan enormemente la inserción laboral de las personas con discapacidad. Nadie sabrá jamás lo capaces que somos hasta que no se nos dé la oportunidad de demostrarlo.
Y, por supuesto, es necesario que se destinen más fondos a la financiación del síndrome de Williams, para poder mejorar sus tratamientos actuales y, sobre todo para darlo a conocer entre la comunidad científica y también a la sociedad.
Uno por uno somos invisibles, uno por uno los prejuicios nos anulan, pero juntos…Juntos somos un huracán, somos fuertes, hacemos ruido y tenemos la suficiente capacidad para hacernos ver y escuchar.