Pregunta para Cortes de Aragón
Héctor falleció cuatro meses después de recibir un diagnóstico tardío de cáncer. ¿Por qué no se invierte en mejorar los recursos de la atención primaria para así, garantizar que los pacientes reciben la atención que necesitan?
Me llamo Andrea y vivo en Zaragoza. En 2022, mi pareja, Héctor, empezó a quejarse de molestias en la espalda, de dolor al tragar y de mucho cansancio. A la vez, iba perdiendo peso rápidamente. Con estos síntomas, acudimos al centro de atención primaria de referencia, dónde consideraron hacerle una analítica de sangre y una placa de rayos X. Los resultados manifestaban una bajada de hierro y otras alteraciones, pero el personal sanitario que le trató en aquél momento, consideró que no había de qué preocuparse.
Durante los cuatro meses que siguieron esa primera visita, acudimos en diferentes ocasiones al mismo centro. Le practicaron la prueba del Helicobacter pylori, y aunque salió positiva y su diagnóstico se cerró en la afección y el tratamiento de la bacteria en cuestión, sabíamos que sus síntomas iban más allá de los del virus y cada vez eran más severos. También durante este tiempo, acudimos a urgencias en el hospital en varias ocasiones. Él estaba cada vez más débil y más afectado, pero nadie dio hasta más adelante, con la necesidad de practicarle pruebas más concretas como una gastroscopia.
Fue cuando acudimos de nuevo a la consulta de atención primaria, que la médica que le atendió, que no era la titular sino una residente, le solicitó la prueba mencionada y le otorgó la baja médica. Esa misma semana acudimos a urgencias en el hospital debido al estado de debilidad de mi pareja y fue entonces cuando le practicaron una gastroscopia de urgencia. Al día siguiente, nos confirmaron que Héctor tenía cáncer y que, aunque todavía no podían poner “nombre y apellidos” a la enfermedad, con los resultados se percibía que estaba muy extendido. Después de una semana, con los resultados del estudio patológico, concretaron que se trataba de un adenocarcinoma en la zona exterior esófago-estomago, y que se encontraba en estadio IV.
Nos propusieron seguir un tratamiento de quimioterapia sistemática y, por otro lado, paliativa. Nos informaron de que Héctor tenía que hacer frente a un cáncer muy duro, pero de alguna forma, nos dieron aliento para seguir. En este punto considero que no se nos hizo conocedores de la gravedad real de la situación. Además, durante el tiempo de tratamiento hubo, según mi punto de vista, una falta de consideración en relación con el estado de salud de mi pareja y bastante desorganización en relación con la atención que se le dio. En ocasiones me vi obligada a estar constantemente encima de los médicos: recordando medicaciones, presionando para hacer pruebas, llamando para verificar los niveles de sangre y repitiendo las pautas marcadas. Esta carga mental añadida a la situación ya de por sí difícil, fue abrumadora.
Héctor falleció el 21 de abril en casa, a las 3 de la mañana. Se fue en calma, rodeado de su familia y sin ruido, como él quería. Era una persona superviviente por la vida, y resiliente. Podría haber soportado toda la información exacta desde enero. Aceptó su final, y nos lo hizo más fácil a todos los demás.
Este testimonio busca no solo denunciar la mala praxis y la falta de coordinación y comunicación en el sistema sanitario, sino también instar a una mejora para evitar que otras personas pasen por esta experiencia. La historia de Héctor debe ser contada para que no se repita. Necesitamos que los médicos comprendan la importancia de una comunicación eficaz y transparente, para que los familiares de los pacientes no soporten la carga adicional de coordinar su tratamiento.
Por otro lado, he interpuesto una queja al Salud de Aragón, al Departamento de Sanidad de Aragón, sobre los servicios sanitarios en la comunidad. Además, me puse en contacto con la asociación de víctimas de negligencia médica y me informaron que no podía poner una reclamación o proceso judicial ya que el plazo que dan es un año, en la sanidad pública, en la privada, es más. Insuficiente para pasar un duelo, cualquier psicólogo desaconsejaría meterse en tal proceso judicial mientras vas pasando por las etapas más duras del duelo. Que pueden ser un año, por sistema, o alargarse. Esta es otra de las peticiones, que se alargue este plazo, al menos un año más.
A nivel político, mediante esta campaña, me dirijo a las Cortes de Aragón con la petición de que se destinen más recursos a la sanidad y, en especial, a la atención primaria para, así, garantizar que todos los pacientes pueden recibir la atención que necesitan, al momento que la necesitan y así ayudar a que situaciones como la que vivió Héctor, no se repiten.