Soy Andrea tengo 23 años y soy superviviente de un tipo de cáncer muy raro.

Me lo detectaron cuando tenia 14 años después de ir varias veces a urgencias por dolor abdominal, y gracias a  que mi madre insistiera mucho, me hicieron un análisis de orina y salió muy negro (síntoma claro de cáncer o de algo anda mal). Ni siquiera tiene nombre propio porque es demasiado raro, solo lo tienen unas doscientas personas al año en todo el mundo. Fue un tumor desmoplástico de células pequeñas y redondas.

Cuando te dicen que tienes cáncer, tu vida cambia para siempre, pero cuando te lo dicen siendo una persona tan joven tiene un añadido, no encuentras muchas referencias en tu lugar de tratamiento. En los hospitales hay alas enteras de niños pequeños hospitalizados, pero a partir de cierta edad ya no te sientes un niño, pero tampoco te sientes como un adulto.

A mi me derivaron al ala de maternidad, con los niños, pero muchos otros conocidos míos tuvieron que pasar todo su tratamiento en salas de hospital oncológico con unos adultos que no les comprendían. 
Cuando eres un adolescente, no te sientes identificado como un niño, pero tampoco puedes sentirte como un adulto. En las salas de quimioterapia por ejemplo, no hay nadie que tenga tu edad, que este sufriendo los tipos de problemas e inseguridades propias de un adolescente que, ademas, atraviesa un tratamiento contra el cáncer.

Tener un lugar donde poder conocernos, hablar entre nosotros, mostrar nuestras inseguridades, dudas, recelos, puede hacer mucho por nosotros en uno de los momentos mas difíciles de nuestra vida. En definitiva, tener un espacio para nosotros, poder sentirnos nosotros mismos durante todo el tratamiento.

Además, el cáncer no termina después del tratamiento, las secuelas psicológicas y físicas tienen unas repercusiones muy importantes en nosotros, más aun cuando aun nuestra personalidad no está del todo formada. Todos saben que los jóvenes suelen tener muchos problemas de confianza de inseguridades, que se pueden ver multiplicadas por estos cambios tan graves que pueden derivar del cáncer: cicatrices, operaciones, caída del pelo, hinchazón de muchas partes del cuerpo...y muchas más secuelas que tendremos que sobrellevar durante toda nuestra vida.

Necesitamos un espacio en el que sentirnos comprendidos y apoyados por personas de nuestra edad, que sean parecidas a nosotros y que estén pasando por un proceso igual de duro. Muchas veces solo una persona que ha padecido cáncer puede llegar a comprenderte. Si en una conversación sale con amigos que tuve cáncer es una especie de tema tabú. Todos piensan: podrecita. Pero aunque suene raro, ser superviviente de un cáncer me ha hecho ser quien soy, ser mas fuerte y ver la vida desde otra perspectiva.

Quiero que mi experiencia y la de muchos otros jóvenes de la asociación Relevos x la Vida, pueda servir para que entre todos podamos apoyar y agilizar la iniciativa que estamos llevando a cabo para conseguir que en Granada se cree un espacio para jóvenes y adolescentes con cáncer. Para que los chicos y chicas que tengan que pasar por este proceso en el futuro, lo hagan acompañados y comprendidos.