Me llamo Anna, soy de Sant Celoni (Barcelona) y tengo 27 años. A finales de 2014, cuando tenía 21 años, empezaron a salirme granos. No le di más importancia, ya que todo el mundo puede tener una época de más acné. Luego, en enero de 2015, empecé a engordar mucho. Decidí comer mejor y hacer más ejercicio, pero seguía subiendo de peso sin ninguna explicación.

Al cabo de un tiempo, decidí ir a mi centro de atención primaria, ya que por los síntomas que tenía pensaba que podría estar teniendo un problema de tiroides. Allí me hicieron unos análisis y, cuando llegaron los resultados, me dijeron que tenía el cortisol muy alto y que me derivaban a la endocrinóloga.

Cuando fui a la consulta, la doctora me pidió que le enseñara una foto mía de hacía cinco años. Cuando se la enseñé, entendí el motivo: aparte de coger peso, también se me había hinchado mucho la cara. Al parecer, la endocrino ya había conocido otro caso anteriormente y pudo decirme lo que tenía: síndrome de Cushing. Se trata de una enfermedad muy poco frecuente que se caracteriza por un exceso de cortisol, lo que produce síntomas como los que tenía: aumento de peso, acné, cara redondeada, etc.

El síndrome de Cushing puede deberse a diferentes causas. En mi caso, la doctora me dijo que se trataba de un tumor, o bien en la hipófisis o bien en las glándulas suprarrenales. Ahí me asusté muchísimo, pero me dijo que el tumor era benigno. Finalmente, después de algunas pruebas, me confirmaron que el tumor estaba en la hipófisis, una glándula endocrina que se encuentra en la base del cerebro, y que tenía que entrar en quirófano para que me lo extirparan.

Aparte de síntomas físicos, la enfermedad también provoca síntomas psicológicos, como fatiga, depresión, ansiedad, irritabilidad… Debido a la enfermedad, y también a la noticia que me habían dado sobre la operación, estuve muy mal a nivel mental, tanto que estuve ingresada una semana.

En junio de 2015 fui a visitar al neurocirujano que me iba a operar. Me dijo que, debido a la lista de espera, la operación tendría que ser en octubre. Yo había estado ingresada por problemas de salud mental, había subido 15 kg desde enero y estaba verdaderamente mal. No podía esperar casi medio año para que me operaran.

Preguntamos por la opción privada y nos dijeron que podría ser la semana siguiente, por lo que decidimos ir por esa vía. La operación fue bien y, desde entonces, el acné se me fue, bajé de peso sin ningún esfuerzo y me encontré mucho mejor en todos los sentidos. El coste de la operación fue muy elevado. Afortunadamente mis padres pudieron pagarlo, pero hay muchas otras familias que no pueden, y solo les queda esperar mientras el problema va empeorando.

Es por esto que quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que soy de Catalunya y son mis representantes en dicha cámara, para que inviertan más recursos en la sanidad pública, y así se puedan agilizar las listas de espera.

También quiero remarcar el daño que puede hacer comentar sobre los cuerpos ajenos, sin saber por lo que está pasando aquella persona. Cuando tuve la enfermedad, hubo gente que hacía comentarios sobre mi peso. El problema no es que estuviera engordando, sino que estaba enferma. Espero que mi experiencia pueda servir para concienciar sobre el respeto a todos los cuerpos.