Pregunta para Parlamento de Catalunya

He superado un Síndrome Mielodisplásico. Me dieron una esperanza de vida de 5 meses, pero estoy limpia de enfermedad gracias a un trasplante de médula ósea. ¿Cuándo se mejorará la inversión destinada a la investigación del cáncer y de sus tratamientos?

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Anna Oliva Pregunta de Anna Oliva

Me llamo Anna, tengo 49 años y vivo en Catalunya. Yo era donante de sangre y de médula ósea. En julio del año pasado, fui a un banco de sangre a donar, ya que tenía como costumbre hacerlo una vez al año. Allí, la enfermera que me trataba, me indicó que se había percatado de que mis valores estaban muy bajos y que consideraba que necesitaba una transfusión. Me recomendó que acudiera al hospital. Yo era propensa a padecer episodios de anemia, así que lo dejé pasar.

Aun así, en agosto empecé a sentir un cansancio severo; yo notaba que no era un cansancio normal. Cuando me decidí a acudir a la farmacia para comprar vitaminas, me acordé del comentario de la enfermera del banco de sangre y decidí pedir cita con mi médica de cabecera, que me indicó que el día siguiente acudiera para hacerme una analítica. Después de cuatro días, el 1 de septiembre, me dieron los resultados.

La doctora me indicó que se trataba de alguna enfermedad grave pero que con la información que tenía no podía concretar. Me derivó a urgencias en el hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, popularmente conocido como Can Ruti. Allí me hicieron más analíticas y otras pruebas y me indicaron que aunque todavía no sabían cuál, padecía un cáncer. Hasta el 5 de octubre no tuve los resultados de todas estas pruebas que indicaba que padecía un Síndrome Mielodisplásico en estadio IIII. Fue un mes de incertidumbre y de angustia. Me explicaron que el diagnóstico fue difícil porque esta enfermedad afecta, en su mayoría, a personas mucho más mayores que yo.

De entrada me indicaron que mi esperanza de vida se situaba alrededor de los cinco meses. Aun así, también me informaron que gracias a mi edad y a la buena salud que me precedía, me podían hacer un trasplante de médula ósea; la única vía que podía servir para curarme. Antes de someterme a ello, me dieron seis meses de quimioterapia floja con el objetivo de frenar la evolución de la enfermedad, pero no me funcionó como esperaban, así que el trasplante pasó a ser un aspecto urgente de realizar.

El 12 de abril de este mismo año ingresé para el trasplante. Empezaron dándome una quimioterapia muy fuerte para evitar el rechazo de la médula ósea, ya que mi donante era mi hermano y éramos compatibles al 50% y no al 100%. Después de hacerme el trasplante, me volvieron a someter a otro tratamiento de quimioterapia. En total estuve seis semanas hospitalizada. Me sentí siempre muy acompañada por todos los enfermeros y enfermeras que me trataban. Cuando volví a casa estaba muy débil y ya me alertaron de que había riesgo a padecer infecciones o recaídas debido a que mis defensas estaban muy bajas. De hecho, después de 15 días, tuve que ingresar porque tuve una infección.

En estos momentos, estoy intentando volver a hacer una vida lo más normal posible, pero es muy duro. Estoy en casa porque he perdido todas las vacunas que me pusieron des de que nací. Mi médula nueva está siendo lenta y todavía no funciona como debería. Las revisiones rutinarias a las que me someto, ahora mismo son cada cuatro semanas. Allí me hacen analíticas, valoran la medicación que necesito tomar, me hacen punciones medulares, etc.

Todo este proceso de enfermedad me ha hecho percatar de algunas carencias relacionadas con la administración que me gustaría hacer llegar a las instituciones porque considero que hay que incidir sobre ellas. Una persona enferma, de cáncer o de otro tipo de enfermedad, y no lo hace de manera voluntaria. Esto implica que tenga que dejar de trabajar y de hacer la mayoría de cosas que hacía hasta ahora para poner su salud en el centro y curarse. No entiendo por qué hay trabas administrativas en relación con la petición de ayudas económicas cuando las mismas se solicitan, teniendo en cuenta como las necesitan las personas que transitan por la enfermedad. Recientemente, me han anunciado que la petición de ayuda que rellené hace un mes, tardará entre seis y ocho meses en ser valorada y, a lo mejor, proporcionada. Los gastos que tengo en casa son los mismos que tenía, y además tengo otros relacionados con el contexto de enfermedad que antes no tenía.

Por otro lado, y poniendo en foco en el problema principal que deriva a lo presentado, considero un sin sentido que cuando te beneficias de la baja laboral por enfermedad no se reciba el sueldo íntegro. Nadie decide ponerse enfermo y es injusto. He cotizado toda la vida y he pagado siempre todo lo que me tocaba. ¿Por qué este recorte en este sentido? Es por lo planteado que me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta: ¿Por qué no se revisan y se personalizan las ayudas económicas destinadas a los pacientes de largas enfermedades así como lo que se adquiere económicamente de las bajas laborales por enfermedad?

También quiero plantear el hecho de que creo que es fundamental que se empiece a apostar en serio por la investigación del cáncer y de sus tratamientos considerando la realidad de la incidencia de estas enfermedades entre la población.

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