Me llamo Antonio, tengo 27 años y vivo en Madrid. Aproximadamente cinco días antes de que empezara el estado de alarma tuve un ataque de pánico que me llevó a tratarme psicológicamente durante todo el tiempo de confinamiento. A finales de verano, cuando me estaba recuperando y me sentía mucho mejor, mientras entrenaba con mi equipo de balonmano me dio un pinchazo muy fuerte en el abdomen que no me dejaba caminar. Aunque al día siguiente me sentía mejor, el dolor persistía. Después de unos días, pude empezar a focalizarlo en el testículo.

Pedí cita en el médico y me la dieron para la semana siguiente, pero pasados dos días, me empecé a sentir peor de nuevo y decidí acudir a urgencias. Allí me exploraron, me hicieron una ecografía y me informaron de que tenía un tumor. Me practicaron una analítica y me dieron los resultados después de tres días. Los marcadores tumorales estaban por las nubes y el médico me indicó que me operarían de urgencia pasados dos días.

Cuando me intervinieron, consideraron que todo indicaba que el tumor estaba localizado. Aun así, me hicieron un TAC que lo confirmó. Después de la operación, los marcadores tumorales seguían altos, así que los profesionales sanitarios consideraron que lo mejor era que empezara con un tratamiento de quimioterapia. De entrada me indicaron que el mismo se compondría de dos ciclos con siete sesiones de cinco horas cada uno.

Cuando llevaba un ciclo y medio hecho, me informaron de que los marcadores tumorales me habían bajado a valores normales, pero que tendría que someterme a otro ciclo de quimioterapia. Finalmente fueron cuatro los ciclos que recibí; 28 sesiones de quimioterapia que terminaron a finales de febrero de este año. En estos momentos me estoy recuperando y las revisiones a las que me he sometido han salido bien.

Durante el tratamiento volvió la ansiedad y necesité la ayuda del servicio de psicología y de psiquiatría. Es muy importante cuidar la salud mental cuando se está atravesando un proceso de cáncer. La fuerza mental y la buena predisposición son muy importantes para afrontar la enfermedad. Ahora me encuentro muy bien y agradezco la labor realizada conmigo a todos los médicos que me han tratado.

Lanzo esta campaña porque quiero incidir, sobre todo, en la importancia y la necesidad que hay de que se fomente la autoexploración. Yo he practicado deporte toda la vida, no he fumado y no he bebido nunca y esta experiencia me ha hecho percatar de que las cosas le pueden pasar a cualquier persona. Considero que hay que fomentar campañas que incidan en saber explorarnos, en saber cuando puede haber un síntoma y en normalizar la enfermedad para fomentar que no haya miedo a preguntar y que no se deje pasar. No saber plantar cara a esta situación puede dar lugar a que no haya detección precoz.

Es por esto que me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta: ¿Por qué no se fomentan campañas de información y de concienciación sobre la autoexploración?