Pregunta para Europarlamento
¿Qué medidas están tomando para concienciar a la ciudadanía sobre la extorsión sexual y dar las herramientas necesarias para prevenir y abordarla?
Me llamo Atleya, soy psicóloga, soy de Extremaduray vivo en Málaga. Actualmente estoy estudiando un máster de sexología. Dentro de la sexología, por supuesto, también se estudia la violencia sexual, y hoy me gustaría hablar de un tipo de violencia que quizá no está tan visibilizado: la extorsión sexual.
La sextorsión o extorsión sexual es una forma de violencia sexual que consiste en acceder al sexo de la víctima a través de chantajes y/o amenazas. El/la/le agresorx puede amenazar a la víctima con compartir fotos o vídeos suyos de contenido erótico(grabados con o sin su consentimiento) en la Red o entre su círculo laboral, de amigxs o familiares con el objetivo de hacerle daño. También puede utilizar estas amenazas para obtener algo a cambio (chantaje) como más material audiovisual, sexo o dinero.
Tendemos a pensar que solamente podemos ser víctimas de sextorsión en manos de mafias o desconocidxs que contactan con nosotrxs a través de redes sociales, pero, desafortunadamente, este tipo de violencia sexual es cada vez más común y podemos sufrirla también por parte de nuestras parejas o amigxs.
En este último año, con la pandemiay los confinamientos, la práctica de sexting (envío de mensajes sexuales, eróticos o pornográficos) ha aumentado considerablemente, y sexting y sextorsión pueden venir de la mano sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, en el ámbito de las relaciones afectivo-sexuales, es cada vez más común la pornovenganza: compartir contenido erótico o pornográfico en plataformas o sitios web de pornografía para dañar o humillar a la pareja tras romper la relación, o utilizar la manipulación emocional acompañada de violencia verbal o psicológica para obtener lo que se desea de la víctima (por ejemplo, un hombre que le pide a su pareja que le mande un video con contenido sexual y, ante una negativa, le dice cosas como "si me quisieras lo harías", "si no me lo mandas ahora comparto nuestra grabación del otro día", "no entiendo que no quieras grabarte con lo puta que eres", etc.).
No podemos tener ninguna duda de que la sextorsión es un delito que atenta contra la libertad sexual de las personas y que, ante cualquier manipulación o amenaza, tenemos derecho a denunciar y a que se tomen las medidas pertinentes. La sextorsión, como otras formas de violencia, busca ejercer poder y conseguir el control de las víctimas, por lo que va a afectar más a personas que sean, en este sentido, más vulnerables.
La violencia sexual es, aunque no lo veamos o no lo queramos ver, un problema de salud pública. Es una herramienta de control social. Afecta a diario a miles de mujeres en sus múltiples formas (acoso callejero, abusos, vejaciones, agresiones, violaciones, etc.). Mujeres que sienten que, directa o indirectamente, hay algo que no les permite avanzar. Por eso, aunque todas las personas podamos ser víctimas de sextorsión, las mujeres son más vulnerables de sufrirla porque todavía hoy, a pesar de los avances, algunos hombres siguen pensando que tienen poder sobre las mujeres y sobre sus cuerpos, y esto les lleva a ejercer violencias.
Cuando hemos sido víctimas de sextorsión, es importante que tengamos claro, en primer lugar, que no somos culpables de nada. El sexting es una práctica sexual más y cada persona es libre de practicar sexo como quiera (siempre desde el respeto a unx mismx y lxs demás). En segundo lugar, hemos de saber que la extorsión sexual es un delito que atenta contra la libertad sexual y, por tanto, contra nuestros derechos. Como víctimas, tenemos derecho a denunciar y a que se nos proteja.
Si alguien sufre sextorsión, debe compartirlo con alguien de confianza que le apoye y acompañe en el proceso; reunir todas las pruebas que pueda y, si lo necesita, poner una denuncia en el centro de policía más cercano. También puede buscar ayuda profesional (psicólogx o sexólogx) para pasar por este proceso. Si conocéis a alguien que lo haya sufrido, ofrecedle vuestro apoyo y vuestra ayuda, hazedle saber que no es culpable de nada y que, como víctima, tiene derechos.
Cuando hablamos de delitos sexuales, es muy frecuente que se responsabilice a las víctimas porque, en el terreno sexual, supuestamente, unx no hace nada que no quiera hacer: "si te dejaste grabar, si mandaste el vídeo, sabías a lo que te exponías", "si bebes demasiado, pueden abusar de ti", "si vas sola por la calle de noche, puede pasarte algo", "si te vistes de esa manera, es normal que te pase", "si bailas así, es porque algo quieres", "si no dices que no, es porque sí quieres". De nuevo, no se tiene en cuenta que, en las relaciones, el respeto ha de ser bidireccional. Unx no es responsable de que entren a robar en su casa cuando está durmiendo o de viaje.
La persona que se graba teniendo actitudes eróticas es responsable de grabarse y debe ocuparse de proteger su imagen pero en ninguno de los casos es responsable de que la persona que recibe el video lo comparta sin su consentimiento o le amenace utilizando el vídeo para conseguir lo que desea.
La mejor herramienta de prevención de las violencias es, sin duda alguna, la educación sexual. Una educación sexual integral que comience en la etapa infantily se extienda hasta bachillerato. Que sea transversal y alcance a todos los sectores de la sociedad. Que hable de la sexualidad sin tabúes y que eduque a nuestrxs infantes en valores e igualdad.
Es de urgente necesidad una asignatura de educación sexual que, adaptada a la edad de lxs alumnos, trate los temas pertinentes de cada etapa y contribuya a un desarrollo pleno y feliz. Necesitamos poner en valor la salud mental de las personas y entender que la sexualidad es todo lo que somos y, por tanto, no podemos separar mente y sexo.
De manera más concreta, en cuanto al sexting y la sextorsión, es importante que sepamos cómo practicar sexting seguro. La respuesta a la sextorsión NO es dejar de practicar sexting, o de chatear con desconocidos: es hacerlo con precaución. Recomiendo siempre intentar, en la medida de lo posible, que no se vea nuestra cara o que, si se ve, tratemos de pixelar algunas zonas para que no se nos reconozca. También es muy útil pixelar otras partes de nuestro cuerpo que aparezcan en las fotos o vídeos, como pechos o genitales. De esta manera, si este material se comparte, no se nos podría reconocer fácilmente.
Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlamento Europeo, ya que la violencia sexual es un problema de ámbito internacional, para que en los centros escolares se incluya la educación sexual. Si no se empieza por aquí, difícilmente podremos frenar la sextorsión y otros tipos de violencia.
Es necesario, también, que se elaboren campañas informativas (por ejemplo, desde las áreas de igualdad) que describan la sextorsión, dejen claro que es un delito e informen sobre las consecuencias legales y los derechos y recursos de los que pueden disponer las víctimas. Estas campañas podrían emitirse en redes sociales, medios de televisión o espacios publicitarios de nuestras ciudades.
A nivel digital, para evitar la difusión masiva de estos contenidos, podrían incorporarse filtros en aplicaciones de mensajería instantánea que impidiese el envío de ciertos mensajes a varios contactos, como pensó en hacerse hace unos meses con los bulos en cadena que se enviaban a través de WhatsApp.