Si una palabra puede definir al sentimiento por el que pasan los afectados de la talidomida es hartazgo. Hartos de promesas y de palabras vacías después de años de lucha. 

Con una ley redactada en 2018 a la que solo le faltan los últimos trámites burocráticos para ser aprobada, los afectados españoles ven cómo son los únicos de todo el mundo que no han recibido indemnizaciones ni pensiones vitalicias por su caso. 

Tres gobiernos han pasado por la Moncloa desde entonces y ninguno ha culminado las aspiraciones ni transformado las buenas palabras en hechos. 

Y es que en estos tres años cerca de una docena de afectados ha fallecido. Lo han hecho sin una ley que les ampare, muchos de ellos en la indigencia ya que la discapacidad que arrastran no solo les impide establecer relaciones sociales de una forma más o menos habitual, sino que además les pone una gran barrera a la hora de acceder al mercado de trabajo. Son grandes discapacitados que nunca han podido tener un empleo ni cotizar por el mismo.

Hemos llevado esta gran demora y la inacción del Estado Español ante la Audiencia Nacional, que ha admitido a trámite la causa. 

Vamos tarde. Hace mucho que se debió reconocer a los que son realmente afectados por la talidomida. De hecho, España ha negado la talidomida hasta el año 2010. 

Toca pagar indemnizaciones y evitar cuanto antes la situación por la que pasan los afectados, la gran mayoría grandes dependientes, sin un sustento con el que poder sobrevivir. 

Basta de recortes y promesas. Queremos hechos. Instamos a los políticos a que actúen ya. 

A todos los demás os agradezco mucho el apoyo a este tema, pidiendo que lo difundáis por todas vuestras redes. Juntos lo conseguiremos. Muchas gracias a todos.

Súmate a esta iniciativa ¡todos ganamos!