Me llamo Bárbara y tengo 25 años. Salí del armario hace unos meses, como muchas personas en mi situación, tenía miedo al que dirán o a la opinión que pudiera tener mi familia o mis amigos de siempre al respecto; para mi sorpresa, todo mi entorno se lo tomó muy bien y me han apoyado mucho.

Hace unas semanas, estaba paseando con mi ex pareja de la mano por una calle de unos de los barrios más conocidos de Madrid cuando, de pronto, al darnos un beso, un chico empezó a perseguirnos por la calle, ofreciéndonos de forma constante e incluso intimidatoria, un trío. En un primer momento, tanto mi ex pareja como yo, decidimos ignorarlo, pero tras más de diez minutos persiguiéndonos e insistiéndonos con lo mismo, me di la vuelta para pedirle que nos dejara en paz, a lo cual respondió “os sigo porque me pone cachondo veros juntas”. Cansada de la situación, ya de malas maneras, le pedí nuevamente que se fuera o acabaría llamando a la policía. Se quedó quieto y nosotras seguimos andando con el resto de nuestro grupo de amigas  que se había adelantado al no enterarse de lo que estaba pasando; poco después, volvió corriendo y ya le tuve que empujar diciéndole que me estaba cabreado y que se fuera por otra calle. Me llamó bollera de mierda y nos dejó en paz.

Lo que vivimos aquel día fue una clara agresión verbal. Las personas del colectivo LGTB necesitamos visibilidad y apoyo; es importante tener un día como el 26 de abril, día de la visibilidad lésbica, pero hay que tomar medidas. Somos un grupo de amigas bastante grande y todas hemos sufrido alguna situación similar ¿Por qué tenemos que vivir intimidadas o aguantar estas cosas, especialmente las mujeres, y nadie hace nada al respecto? Recuerdo que un día en una discoteca de las más concurridas de Madrid, un chico vio a dos de mis amigas besándose, no contento con ofrecerles un trío repetidamente, agarró a una de ellas y le sobó, literalmente, todo el pecho; ella se quedó bloqueada, no se lo esperaba para nada y nadie alrededor hizo nada.

Me dirijo a los miembros del Senado para pedir campañas de visibilidad, pero no basta con tener un día del orgullo o un día concreto para cada colectivo, no podemos seguir permitiendo que pasen situaciones como estas y no hacer absolutamente nada. Agresiones de este estilo las sufren muchas mujeres, nos cosifican y nos ven como un objeto sexual; si no hacemos nada seguirán ocurriendo y ninguna persona, independientemente de la orientación sexual que sea, debería tener miedo por mostrar un acto de amor en público.