Pregunta para Asamblea de Madrid

Me llamo Barbarella Blow, soy bipolar. FIRMA para romper con los estigmas sociales que nos dificultan el acceso al empleo. ¿Cuándo se va a valorar nuestra capacidad intelectual creativa?

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Barbarella Blow Pregunta de Barbarella Blow

Me llamo Barbarella Blow, tengo 36 años, vivo en Villanueva del Pardillo y soy bipolar. 


En el año 2009, cuando tenía 23 años, tuve mi primer brote psicótico, el cual yo no fui consciente. Fue un desencadenante de todo el estrés que estaba atravesando en ese momento. En el trabajo estaba sufriendo acoso laboral, mi pareja de entonces era alcohólico, empecé a consumir drogas. A lo largo de mi vida he tenido ciertas dificultades que tampoco han ayudado. Mi infancia y adolescencia han sido complicadas, he sufrido anorexia nerviosa, abusos sexuales, parejas tóxicas…Todo ese ambiente no ayuda. Además, mi madre también sufre bipolaridad, pero hasta que yo no fui diagnosticada no me enteré. En ese momento fui consciente de todo el estigma que había en mi familia, porque nunca se había hablado de ello. Me hubiese gustado que mi madre me hubiese dicho que es bipolar, porque al ser hereditario yo podría haber prevenido desde hace tiempo y estar lo más preparada posible ante un posible brote.   


Cuando aparece un brote psicótico las alucinaciones y fantasías no son visuales ni auditivas, sino que es una interpretación de lo que ves y de lo que oyes, y suelen acompañarse de un estado de excitación psicomotriz como verborrea desbordante. Yo no era consciente de lo que me estaba pasando hasta que mi tía detecta de que algo no va bien, y decide llevarme al hospital. Me ingresan y estoy tres semanas en psiquiatría. En un primer momento no te diagnostican bipolaridad, si no psicosis nos, y ya luego intentan averiguar de dónde viene. Cuando salgo del hospital voy a un psiquiatra privado, que es al que acudía mi madre, pero yo tengo una mala experiencia: estoy super medicada, me encuentro mal e intento suicidarme. De nuevo me vuelven a ingresar, y después de ello, pido que me deriven a psiquiatra de la seguridad social. Es en ese momento cuando una psiquiatra de lo público me diagnostica bipolaridad y es la persona que lleva tratándome todos estos años. He tenido la suerte de que mi diagnóstico ha sido rápido, y el trato de la psiquiatra hacia mí es muy bueno. Lo único malo son las citas tan separadas en el tiempo unas de otras, son pocas para hacer un buen seguimiento. En psicología, que es un apoyo a toda la medicación sucede lo mismo.  


La mediación es muy importante ya que son estabilizadores del ánimo y antipsicóticos para estar estable durante mucho tiempo, pero a pesar de tomar la medicación, puedes volver a tener otro brote. En mi caso, tengo ciclos cada dos años. Lo bueno es que yo misma empiezo a detectarlos y puedo avisar a mi psiquiatra para que me regule la medicación. Los periodos de depresión, sin embargo, son mucho más constantes, al año pueden ser tres o cuatro. Necesitas estrategias psicológicas junto con la medicación para poder salir de ella. Hay días muy malos en los que solo tienes apatía, quieres estar en la cama, tienes ideas suicidas…tienes que hacer un gran esfuerzo día a día para intentar sentirte mejor. 


La salud mental, y las enfermedades mentales están muy estigmatizadas en la sociedad, y afectan a muchos ámbitos. Uno donde peor lo he pasado ha sido en el ámbito laboral. Los mismos profesionales de psiquiatría me recomendaron que en el trabajo no dijese que tengo bipolaridad, por ese miedo que se tiene a que una persona con bipolaridad “la lie” en el trabajo. El estar ocultándolo a mí me ha hecho mucho daño porque tenía pensamientos constantes de “ya lo saben”, “me van a echar”, “he cometido este error pequeño y como encima tengo bipolaridad me van a echar”. Creo que hay trabajos donde las personas con bipolaridad nos desarrollamos mejor, como pueden ser los trabajos creativos a través de la escritura, el arte, las emociones, el mundo de las arte dramáticas (hay muchos actores y actrices que son bipolares). Por ello, hubo un momento en el que decidí dejar todos aquellos trabajos que estaban afectando a mi salud mental, tenía insomnio y me pregunté ¿Qué ámbito se me da bien sin que ser bipolar sea un hándicap, si no que se considera un don? Era el arte. Siempre se me había dado bien, me gustaba pintar, en la universidad había sacado matrícula de honor en historia del arte. Para mí el arte es como una catarsis, pienso que en arte soy insustituible. Intento concentrarme en no pensar lo que nos inculca la sociedad de que debemos tener éxito, tenemos que triunfar. Con el arte soy yo, es un espacio donde puede expresar mis emociones sin sentirme juzgada. 


Por mi experiencia vivida, considero que debería de haber más educación en la sociedad, en general, porque ojalá en un trabajo pudieras decir eres bipolar y que no pasara nada. En el ámbito laboral nunca me atreví a mostrarme tal y como era, por miedo, sin embargo, en mi círculo más cercano, donde no hubiese cualquier persona que dependiese económicamente, yo contaba que era bipolar, y me di cuenta de que la gente tenía mucha curiosidad sobre el tema. En ese momento decidí no ocultarme y dar visibilidad para que la gente pueda estar informada. He conocido a mucha gente que son bipolares y que me agradecen la naturalidad con la que cuento. Uno de mis proyectos para desestigmatizar y visibilizar la bipolaridad es “Narcovestido”: un vestido que he hice a mi medida, con los blíster vacíos de mis medicinas, acumulados a lo largo de 3 años (a dos o tres pastillas diarias), medicinas para el tratamiento del trastorno bipolar que tomo desde 2009, que tienen efectos secundarios bastante serios. Algunos de los que sufro son somnolencia, obnubilación, despistes, aumento de peso, falta de concentración, piernas inquietas, ideas autolíticas y falta de equilibrio. Hice el vestido como una manera de visibilizar la bipolaridad y como testigo de la continua rutina de medicación para normalizar la bipolaridad y que se tenga una mayor conciencia en la sociedad. 


Una característica que se pasa por alto es que las personas con bipolaridad tenemos una inteligencia privilegiada, tenemos esa capacidad diferente para percibir la realidad, una gran imaginación, pero en lugar de verlo como un don o como capacidad intelectual diferente, seguimos viéndolo de manera estigmatizada. Por ello, una de las cosas que más me duele y me molesta es la forma en la que se trata la “locura” en general en los medios de comunicación. Cuando sale una noticia en la televisión con una enfermedad mental suelen ser para decir que ha cometido un crimen, no se puede generalizar. ¿Por qué no se viabiliza en los medios de comunicación aquellos actores o actrices que han hablado de su bipolaridad o de algún genio en la historia que la haya sufrido?  


Para reivindicar esta manera tóxica que tienen los medios de tratar las enfermedades mentales, mi último proyecto es una exposición de collage digitales que se llama “filtro ideológico”. La exposición se ve con una careta y hay dos tipos de caretas: una que tiene un filtro rojo en los ojos y otras que tienen un filtro azul en los ojos. Cuando dos personas con distintos filtros miran la imagen ven cosas totalmente diferentes. Con el filtro tenemos certeza de lo que vemos, pero no somos capaces de ver lo que ve el de al lado. Cuando tenemos una visión nos cuesta mucho ponernos en el lugar de los demás. Lo que significa también que cuando lo ves sin careta ves muy confusa la imagen y eso significa que sin filtro ideológico la realidad nos parece demasiado complicada como para entenderla. Necesitamos esos ideales, valores férreos para estar a gusto con lo que vemos e interpretamos. En esta exposición, hay una obra que trata sobre la bipolaridad porque con un filtro vemos asesinos, imágenes de lobotomías, películas de terror en la que el asesino es un bipolar etcétera, y con el otro filtro se ven personas bipolares que son genios (actores, actrices, músicos, pintores) para reivindicar todos los prejuicios que hay en la sociedad.  


Por todo ello, después de mi experiencia me gustaría exigir que haya mejoras en los servicios públicos de psiquiatría y psicología, porque en la sanidad privada tienes una cita semanal y en la pública cada 2 meses. Esto genera una desigualdad, porque hay personas que tienen recursos económicos y se puedan permitir ir a terapia privada, pero no todas las personas pueden, se está descuidando la salud mental. Debería haber más recursos, más profesionales para que la salud mental sea accesible a todas las personas. 

También es importante que haya campañas de sensibilización para concienciar a la sociedad, y romper con todos los estigmas que hay. Que se visibilice a las personas con bipolaridad como personas talentosas, y no como personas asesinas o que pueden hacer daño. Si se visibilizara nuestra capacidad para crear y nuestra creatividad a la hora de buscar trabajo sería mucho más fácil, porque se valoraría nuestra capacidad.  

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