Me llamo Brian, tengo 22 años y vivo en Barcelona. Estoy estudiando enfermería y trabajo como locutor de radio, pero hay algo que ha marcado mi vida: el bullying. Sufrí este acoso durante más de doce años, toda la etapa de primaria y la ESO. Tenía una desviación en el ojo y me llamaban constantemente bizco, acompañado con otras alusiones a mi físico relacionadas con mi peso.

Hay episodios que no voy a olvidar nunca; una vez, un compañero me clavó un bolígrafo en la mano, y cuando fui a darme la vuelta, vi que quería clavármelo en el cuello. Otra vez, me tiraron por las escaleras junto con otro chico que tenía parálisis, pero sin duda, una de las agresiones que más me ha marcado, ha sido cuando en el instituto, con 13 años, saliendo de clase de educación física, unos alumnos me acorralaron en el baño, me golpearon y me enseñaron sus partes íntimas.

He ido a varios colegios, y puedo decir, que no tratan adecuadamente estos casos; nos atendían conjuntamente a víctima y egresos y eso no debería ser así, tendrían que hacerlo por separado, eso solo incrementaba su odio hacia mí porque me veían como un chivato.

A día de hoy me siento mucho mejor; cuando encontré un grupo de amigos me sentí apoyado y protegido, pero mentiría si dijera que lo he superado del todo, eso es algo muy complicado; todavía me cuesta socializar con la gente. Además, algo que me parece muy importante, es tener hobbies; empecé a hacer radio y me refugiaba en ello, era algo que me apasionaba y hacía que me sintiera bien. Todo esto lo plasmo en mi libro “golpeado pero no derrotado”, entre otros testimonios de víctimas, padres e incluso profesores.

Necesitamos que en los centros educativos se implanten talleres y charlas sobre integración, y concienciación sobre el bullying, no solamente para los alumnos, sino también para padres y profesores. También deberían implantar un servicio psicológico gratuito para todos aquellos menores que lo soliciten; ser adolescente no es nada fácil, y si le sumas acoso escolar, todavía menos. Si se cogen los problemas desde la raíz, pueden evitarse muchos problemas posteriores que, en muchos casos, dejan heridas imposibles de curar.