Soy Ester. El pasado 15 de junio en el trayecto Ávila-Valladolid de las 10:38 en el tren número 18061 tenía sentado en el asiento contiguo a un hombre joven de unos 30 años. Desde el inicio del trayecto me miraba de una forma que me hizo sentir incómoda y violenta. En un momento dado en el que me atrevo a mirarle veo que se está masturbando. Totalmente en shock me cambio de sitio y espero a que se baje, para poder ir a avisar al revisor, ya que no me atrevía a hacerlo en ese momento porque tenía que pasar delante de él. Cuando por fin el individuo se baja en Medina del Campo soy capaz de ir a buscar al revisor y contarle lo sucedido. Este automáticamente llama a la estación de Medina para ver si el individuo en cuestión sigue en la estación y hay posibilidad de identificarle, pero en Medina no consiguen dar con el hombre. En ese momento el revisor me dice que cuando llegue a Valladolid ponga una reclamación, cosa que hago en cuanto me bajo del tren.
Tras hablar con él, vuelvo a mi sitio y veo que el individuo se ha dejado el billete en el asiento, así que hago una foto por si esa información puede servir de utilidad a la hora de poner la reclamación. Al llegar a la estación de Valladolid pongo la reclamación por si hay alguna manera de identificar al hombre y cuento lo sucedido pero en la reclamación no queda registrada la información de su billete que yo facilité y que ayudaba a la identificación, por lo que ya me da la sensación de que el acto quedará impune.
Después de poner la reclamación en la estación me dirijo a una comisaría de policía y allí me informan de que no es un delito, sino una falta administrativa, por lo que no pueden hacer nada y no me dan ningún tipo de solución.
Aunque me parece totalmente injusto que no sea un delito, me parece igual de mal que Renfe como empresa privada que puede reservarse el derecho de admisión en los trenes y que tiene la información de mi billete y del suyo tampoco se preocupe de buscarle e impedirle volver a viajar. Teniendo en cuenta la rapidez con la que el revisor supo identificar al que pasajero deduzco que no es la primera vez que pasa, lo que es bastante preocupante.
Ante una situación de este tipo, que se considera acoso sexual, ni Renfe como empresa ni la Policia le han dado la importancia que se merece, dejándolo pasar como un hecho desagradable sin importancia. Ni unos ni otros han sabido darme una solución, ni se han preocupado por el tema.
¿Cómo puede ser que no exista un protocolo en Renfe para este tipo de casos? Y lo que es peor, ¿cómo puede ser que la policía no responda ante las mujeres que acuden a ellos a denunciar este tipo de violencia?
Al no considerar que la masturbación en espacios públicos delante de una mujer mayor de edad es un delito, tanto las instituciones como las fuerzas de poder del Estado están siendo cómplices y están facilitando el acoso. Necesitamos ya medidas de prevención y sensibilización y protocolos efectivos que se cumplan para que las mujeres no sigamos siendo discriminadas. Los espacios públicos también son nuestros.