Buenas tardes, Jesús. Me parece una idea bastante poco conveniente, por principios y por efectividad para el fin perseguido. Somos partidos demasiado diferentes en cuestiones importantes, e incluso de fondo. Creo que es mucho mejor que, si coincidimos en las instituciones, acordemos entonces las propuestas en que coincidamos tras debatirlas con transparencia, seriedad y claridad. Por ejemplo, en abrir un debate de reforma constitucional, cambiar la ley electoral o aprobar leyes eficaces de transparencia, empleo, economía, etc. Si hay acuerdo, porque tampoco lo veo tan sencillo entre partidos tan diferentes. Y es normal que sea así, porque somos partidos diferentes que expresan el pluralismo político real de una sociedad abierta y compleja.

Uno de los peores efectos del bipartidismo ha sido reprimir electoralmente el auténtico pluralismo político, esencial para una democracia viva. Si pasamos por alto las diferencias, seguimos minusvalorando la importancia de ese pluralismo que necesitamos rescatar. Por otro lado, esas coincidencias son a veces demasiado generales o abstractas; cuando examinamos las propuestas concretas y la trayectoria de cada cual (entre quienes la tenemos: otros no se han estrenado y son una incógnita), no se ve cómo pueden compartir Programa Mínimo un partido como UPyD, laico y federal, con otro como Vox, cristiano y antiautonomista. O con Podemos, que es eurófobo (salida del euro, nacionalismo económico) y antiinstucional (populista) cuando nosotros somos europeístas convencidos y profundamente institucionales. Y así con los demás. Lo de soslayar las diferencias de fondo es propio de la partitocracia, donde se concibe el programa como mera propaganda sin compromiso de cumplimiento, y se entiende el voto como un cheque en blanco de "tus votantes". Por eso sería un error profundo renunciar a pedir el voto para un programa serio, de obligado compromiso, solo para sumar votos con partidos tan alejados: aunque parezca otra cosa, resulta bastante partitocrático.

En resumen: no creo que regenerar la democracia sea sustituir un bipartidismo por otro (PPSOE contra una posible "Coalición de Aspirantes"), y una partitocracia que desprecia el pluralismo por otra que, enseguida, hace lo mismo, aunque sea con buena intención...

Por otra parte, no todas las coaliciones suman, ni mucho menos. Hay votantes exigentes que te votan precisamente por lo que eres y han comprobado que haces, y en UPyD tenemos muchos de esos votantes que no te entregan un cheque en blanco, ni confunden la política con las tertulias superficiales. Si nos fuéramos con partidos que suspenden en transparencia, por ejemplo (http://www.upyd.es/contenidos/noticias/318/115771-No_todos_los_partidos_no_son_iguales_nuevo_reconocimiento_a_la_transparencia_de_UPyD), muchos nos lo reprocharían con razón. No todo vale, y estar contra el bipartidismo y la corrupción no es suficiente para regenerar la democracia: eso requiere de un verdadero proyecto político complejo, que abarque desde política económica y laboral hasta educativa y modelo territorial. Y los ciudadanos tienen derecho a saber exactamente qué están votando.

Así pues, es mucho mejor que nos encontremos en las instituciones, cada uno con su proyecto, su trayectoria y sus votos, y una vez en ellas veamos que podemos sumar... y qué no. Sin duda habrá mucho margen para ponerse de acuerdo -en el Congreso lo hacemos con cualquier partido en algunos temas- si el deseo de regeneración democrática es sincero y no una mera estrategia de marketing para entrar en las instituciones a controlarlas al modo del PPSOE. Ese es un riesgo que no conviene despreciar: explotar la indignación de la gente para entrar al asalto en el poder político y hacer luego todo lo contrario, o nada, con cualquier excusa.

Saludos cordiales.