Hace un tiempo pensé en quitarme la vida debido al bullying que recibía. ¿Por qué no existe un organismo o inspección dedicado exclusivamente al acoso escolar, que detecte cualquier indicio e imponga sanciones graves a los/as culpables?

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Me llamo Carmen, tengo 23 años, tengo estudios especializados en Estética y Belleza, cursos especializados en Gestión de ventas y Comercio, estoy en proceso de sacarme el título de C1 de inglés por Cambridge y mi pasión desde pequeña es el mundo del modelaje. Quizá mi problema no es de los peores a nivel mundial, pero es algo que afecta a muchas personas y me gustaría ayudar a que poco a poco se fuese erradicando hasta desaparecer algún día por completo. 

En mi infancia me he caracterizado por ser una niña peculiar. Desde que comencé el colegio, con tres añitos, he sido una persona muy retraída, tímida, torpe y con unas habilidades sociales muy pobres. Todo esto fue lo que me llevó a ser catalogada como la “rara” o “diferente” de la clase. 

A lo largo de los años he ido mejorando bastante, pero, ya no hay vuelta atrás.

Durante toda mi infancia y adolescencia he sido víctima de acoso escolar. Sufrí bullying en el colegio, en la ESO y en etapas superiores, incluso a día de hoy, lo sigo arrastrando. He pasado toda mi vida entre desprecios, burlas, insultos, motes, incomprensión… y mucha soledad. 

Conforme pasaban los años, esto iba a más. Pese a mi fortaleza y mis ganas de seguir, los rumores y las malas lenguas sobre mí se iban expandiendo como un virus que nunca se ha frenado a tiempo y, por mucho que intentase integrarme en nuevos grupos, nadie quería ser mi amigo/a.

Esto se extrapoló a mi vida sentimental. Cuando conocía a un chico comenzaba una relación con él, ya había gente detrás esbozando una imagen tóxica y distorsionada sobre mí. A algunas de mis exparejas les han humillado y atacado solamente por el hecho de estar conmigo y, al final, estos se sucumbían ante la presión social volviéndose en mi contra, igual o peor que el resto. 

Como podéis comprobar, todo esto me ha traído problemas a nivel personal, social y de estudios. En alguna ocasión he tenido aparcar proyectos que tenía en mente por la depresión que he desarrollado en numerosas ocasiones y la falta de fuerza para afrontar el día. Incluso, recibiendo ayuda psicológica, se me ha pasado por la cabeza intentar acabar con mi vida.

Hoy estoy aquí gracias a mi fuerza y mis ganas de luchar, pero esto no siempre pasa. Muchos/as niños/as no pueden con esta situación y por desgracia no están aquí para contarlo, motivo por el cual debemos de frenar esta lacra y tomar medidas al respecto. 

Personalmente, a nivel educativo, no recibí mucha ayuda. Por ello, además de fomentar las charlas y la educación emocional en los centros escolares, debería existir un organismo o inspección dedicado exclusivamente al acoso escolar, que detectase cualquier indicio e impusiera sanciones graves a los/as culpables y, a su vez, al profesorado que permita estas injusticias conscientemente.

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