Pregunta para Congreso de los diputados

Nadie está libre de enfermedad y, precisamente por eso, ¿cuándo acabaremos con el tabú y el estigma social asociado al cáncer?

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Chiqui Novis Pregunta de Chiqui Novis

Hola a todos, 

Soy Chiqui, tengo 42 años y soy de Almería, aunque resido en Andorra. Enfermera de profesión, acostumbrada a convivir con la enfermedad, el dolor y el sufrimiento ajeno a diario, de repente la vida quiso que viviera todo aquello en mi propia piel. Sí, soy una más, de tantas personas que ha tenido que enfrentarse a un cáncer y aprender a transitar ese camino, con todo lo que eso implica. Con sus luces y sus sombras. Con su llanto y sus penas. Con el propio sufrimiento. 

Pero gracias a todo eso, Chiqui es, yo hoy soy, una persona más consciente, agradecida y feliz que antes de la enfermedad. ¿Cómo? Es sencillo. Cada día trato de mejorar la persona que soy. 

Con 39 años me detectaron cáncer de mama, en estadio III, de crecimiento rápido y agresivo, aunque muy localizado y detectado en la fase inicial. Me sometí a 6 meses de quimioterapia, posterior intervención quirúrgica y finalmente 21 sesiones de radioterapia. Completó mi proceso 1 año de inmunoterapia que finalicé en febrero de 2020. No sé si mi manera de vivir el cáncer fue especial, sólo sé que fue cómo creía y sentía que debía vivirlo. Sin duda, fue la peor etapa de mi vida hasta ese momento, pero a la vez, la mejor, pues ha estado llena de aprendizajes y crecimiento personal. Hubo momentos malos, otros peores, pero siempre después volvía a resurgir y a levantarme. Nunca me rendí. Aún derrumbándome. Siempre había algún motivo para seguir luchando. Nunca perdí las ganas de vivir. 

Si hubo una compañera fiel, que siempre me ha acompañado en esos momentos difíciles de la vida, ha sido la fotografía. Ella ha sido y fue en este proceso mi tabla de salvación, mi mejor terapia. Con ella transité la enfermedad. Me obligó a aceptar la realidad del momento, porque me confrontaba con ella todos los días. Y decidí usarla a mi favor. A raíz de eso, surgió y nació un proyecto fotográfico llamado “Yo soy la vida”, en el que a través de una serie de retratos conté de la manera más natural y cuidada posible qué significa convivir con un cáncer de mama, dejando constancia de todas las etapas que se atraviesan desde que te diagnostican hasta que quedas libre de enfermedad. 

Pretendía visibilizar, concienciar y dar naturalidad a un tema que, a día de hoy, en algunas ocasiones y bajo mi punto de vista sigue siendo tabú, con el objetivo de contribuir a derribar ciertos estigmas sociales asociados al cáncer. Este proyecto se materializó en forma de exposición fotográfica incluida dentro de una jornada oncológica integrativa con motivo de la celebración del día mundial de cáncer de mama, el 19 de octubre de 2019 en Andorra. 

Otro proyecto que está a punto de ver la luz, y quizás se trate del mas íntimo y personal es la autoedición de un fotolibro en el que fotorrelato toda mi experiencia oncológica. 

Ambos proyectos surgen de la necesidad interna de sensibilizar y acercar a la sociedad el cáncer desde una perspectiva lo más fidedigna y natural posible. Porque nos puede tocar a cualquiera, no estamos libres de enfermedad. Que la comprensión, el respeto y la empatía sean los valores que prevalezcan ante todo. También sobre ti, paciente, lector, que estás leyendo estas palabras. 

Mi experiencia y cada acción que he llevado a cabo cumplen con un objetivo único. Ser un punto de escucha y de encuentro, y ofrecer a todas las mujeres la oportunidad de sentirse comprendidas en este mar de incomprensión, silencio y desconocimiento de la enfermedad. Pero mis proyectos y mi reivindicación cumplen también otra misión: hacer conscientes a las instituciones de la realidad a la que nos enfrentamos tantos pacientes.

Por ello, desde aquí, desde estas líneas también me dirijo a nuestros representantes políticos en el Congreso de los Diputados. Y, lo quiero hacer, en primer lugar, con una sola palabra: INVESTIGACIÓN. Reclamo más recursos destinados a la investigación por y para las personas. Porque es lo que de verdad salva vidas, lo que sin duda mejora la calidad de estas personas durante todo el proceso. 

Con mi historia no pretendo dar lecciones de nada sobre nada ni a nadie, pero como es algo que me va a acompañar siempre y ya es parte vital de mí, con toda la honestidad me gustaría aportar mi pequeño granito de arena a la causa. Porque todo lo que tenga que ver con la sensibilización y la concienciación del cáncer va a ser siempre mi impulso y mis ganas de compartir mi historia. 

Y si con eso consigo que dejemos de verlo como algo ajeno a uno y lo único que se genera a su alrededor es conocimiento y respeto ya habrá merecido la pena. ¿Y tú? ¿Me ayudas a conseguirlo, firmando y compartiendo esta campaña?

Mi mensaje es claro y contundente: en la vida nada está asegurado, por eso vivo y trato de ser feliz con lo cotidiano, con lo más pequeño e insignificante. La única certeza que tengo es que algún día será el último, así que mientras tanto procuro VIVIR. 

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