Me llamo Clara y estoy sufriendo violencia vicaria. He estado casada durante más de 30 años, mi exmarido y yo nos conocimos de adolescentes y siempre hemos sido la pareja perfecta. Tenemos dos hijos, cuando nació el primero yo tomé la decisión de dejar mi trabajo para dedicarme a mi familia, decisión de la cual ahora me arrepiento. Tras más de una década dedicada a mi familia, decidí que quería volver a trabajar; al principio él me apoyó, pero cuando vio que tenía que empezar a hacerse un poco más cargo de los niños y colaborar en las cosas de casa, comenzó a ejercer maltrato psicológico en mi contra. A este proceso se le conoce como el gaslighting, te ignoran, te hacen sentir un inútil y te anulan como persona.

Le pedí que se fuera de casa y me quiso quitar todo. Poco después empezó a poner a mis hijos en mi contra, tanto al mayor como al pequeño, ambos adolescentes. Llevo sin ver al mayor desde hace casi dos años y tengo miedo que el pequeño siga el mismo camino. La presión era constante, yo no podía regañar o decirle que no en nada al niño porque corría el riesgo de que se fuera con su padre. Recuerdo un día que le pedí el teléfono y me dijo que no enfrentándose a mí, que se lo había dado su padre y que era suyo. A día de hoy, ya no solamente no habla conmigo, sino con nadie de mi familia. “Nadie te ayuda, quitarte a un hijo es gratuito”. La justicia no está preparada, los psicólogos no están preparados y te sientes totalmente desamparada. Cuando le pedí al padre llevarlo al psicólogo, éste se negó, le dieron el poder de decidir al niño y, cuando él no quiso regresar a consulta, el padre apoyó su decisión.

Somos muchas mujeres las que estamos en esta situación. En mi caso, pasé de estar con mis hijos todo el tiempo del mundo, ya que me dedicaba a ellos, a esto. Si me llegan a contar esto antes de vivirlo hubiera pensado que muy mala madre hay que ser para que tus hijos no quieran saber nada de ti y no es así para nada, la manipulación que pueden ejercer sobre ellos es increíble.

Necesitamos que se eduque en los colegios en la igualdad, la educación es la base, muchos padres se separan hoy en día y los niños tienen que comprender que eso no va con ellos, tienen que estar al margen, sus padres van a seguir siendo sus padres siempre. No olvidemos que si un hijo pasa de su padre no pasa nada, pero si pasa de su madre, es porque es una mala madre; nosotros siempre quedamos en el peor lugar. Ninguna madre se merece que su hijo la rechace porque su padre lo ponga en contra de ella.