Pregunta para Congreso de los diputados
Un trastorno de la conducta alimentaria cambia la vida de quien lo padece y la de su entorno. ¿Cuándo va a otorgar la salud pública los recursos y ayudas necesarias para las personas que sufren un TCA?
Me llamo Consuelo y soy la Presidenta de TCA Aragón, una asociación que ayuda a personas afectadas por un TCA (trastorno de la conducta alimentaria) y a sus familias. Además, soy madre de una chica que ha sufrido uno. Mi hija tiene 24 años pero los problemas empezaron a los 16, hace ya casi 9 años; desde este momento, nuestra vida cambió.
Al principio yo no sabía manejar la situación, no tenía mucho conocimiento sobre el tema, algo que le ha pasado a muchas familias. Comenzó con bulimia que, a diferencia de la anorexia, no va asociada necesariamente a una enorme pérdida de peso y, como su masa corporal era “normal”, no le dieron mucha importancia al tema; no mucho después desembocó en una anorexia nerviosa restrictiva purgativa, en ella la persona que la padece emplea métodos purgativos (vómitos, laxantes, diuréticos, ejercicio …) después de haber ingerido grandes cantidades de comida. Tras su primer ingreso, tuvo varias recaídas. Dada su gravedad, en el cuarto ingreso el psiquiatra que la trataba pidió al Gobierno de Aragón la derivación a un centro privado fuera de la comunidad.
Las ayudas y terapias que otorga la seguridad social son escasas, lo cual te obliga a recurrir a la sanidad privada, algo que no muchas familias pueden permitirse. Fue una etapa horrible hasta que un día me dijeron que había un evento en Aragón, era un 2 de junio día Mundial del TCA en el que estaría presente la Asociación TCA Aragón; decidí acudir y, muy amablemente, me explicaron lo que hacían. Ayudan a las familias mediante tres objetivos: dar visibilidad, crear espacios para las familias y reivindicación. Empecé a acudir a las autoayudas y me di cuenta de que no era la única que estaba pasando por algo así; ahora las hacemos cada diez días. Pocos meses después de entrar en la asociación, surgió la oportunidad y me propusieron ser presidenta; acepté sin dudarlo, no sin antes consultarlo en casa y tener la aprobación de mi hija, por supuesto.
Llevo 2 años y medio de presidenta y no hemos cesado en la lucha de dar visibilidad a estos temas, tenemos una junta y los socios son muy colaboradores. Cada vez hay más socios y eso es preocupante porque quiere decir que cada vez hay más personas afectadas. Durante la pandemia, varias familias teníamos a nuestros familiares ingresados en centros privados en Barcelona y tardamos meses en verlos, el encuentro post confinamiento es uno de los momentos más emotivos que recuerdo.
¿Qué pedimos? Me dirijo a los políticos de las Cortes de Aragón para decirles que necesitamos urgentemente nutricionistas, no disponemos de ellos en ninguna unidad y muchas veces las enfermeras tienen que ejercer ese papel; un espacio para familias, estamos las asociaciones pero hay que pelear por la salud pública; psicólogos, los pocos que hay tienen que dar citas para largos periodos de tiempo porque no dan abasto cuando estos pacientes deberían llevar un seguimiento semanal; educadores y trabajadores sociales y terapeutas ocupacionales. Además de esto se necesitan recursos, más camas, comedores y cenadores, y urgentemente un hospital de día en la UTCA (Unidad de trastorno de conducta alimentaria) de adultos y en la infanto-juvenil, con ello se podría frenar que los pacientes fueran ingresados.
Desde hace unos meses participamos en una mesa de trabajo por los TCA junto con profesionales y asociaciones. También estamos en un grupo formado por varias asociaciones y/o entidades, Aragón por la salud Mental, objetivo principal luchar por los recursos públicos para todas las enfermedades mentales.
Los TCA están a la orden del día y han sufrido un gran incremento durante y después de la pandemia; más de 400 mil personas en España padecen un trastorno de la conducta alimentaria, el 16% no es diagnosticado y el 30% de los diagnosticados no recibe el tratamiento adecuado; también cabe destacar que hay un índice de mortalidad de pacientes con uno de estos trastornos bastante alto, varía entre el 10 y el 20%. Con las ayudas adecuadas esto puede evitarse, no podemos permitir que esto siga sucediendo.