Me llamo Cristina y vivo en Jerez de la Frontera. Hace 11 años, cuando tenía 26, empecé a notar dolor en el costado derecho. De entrada, lo asocié a algunos aspectos como la menstruación. Por casualidad, tenía cita concertada con el ginecólogo en pocos días y cuando acudí se lo comenté. Él me miró la zona con el ecógrafo y se percató de que dónde me dolía había una masa. Solo viéndolo ya me dijo que no me preocupara, que se trataba de un teratoma, un tumor encapsulado con componentes de tejidos u órganos.

Aun así, el médico consideró que era importante que me hicieran más pruebas. De ellas, pudieron concluir que los marcadores tumorales estaban bien. Igualmente, vieron necesario operarlo y me quitaron el teratoma y un trozo de ovario. Después de unas semanas de haberme sometido a la intervención quirúrgica, me llamaron y me indicaron que tenía que acudir al hospital el día siguiente de manera urgente. Me informaron que el teratoma tenía células cancerígenas y que el protocolo para curarlo era quitar todo el aparato reproductivo. Yo de entrada no lo acepté.

Decidí buscar segundas opiniones. Después de unas semanas, me volví a reunir con la unidad de ginecología del hospital dónde me trataban y llegamos a un acuerdo. Yo consideraba que el protocolo en cuestión no servía porque estaba pensado para personas mayores. Yo quería tener hijos. Decidimos que cuando me intervinieran, me quitarían el aparato reproductivo, pero que conservarían el útero. Una vez hecha la operación, recibí un tratamiento de quimioterapia y en estos momentos recibo controles rutinarios cada año. También hace tres años que di a luz a mis hijos.

Durante el proceso de enfermedad y también después, gracias a mi experiencia, pero también gracias a la experiencia que he conocido de compañeras que han padecido otras tipologías de cáncer, me he percatado de que hay desigualdad en la destinación de fondos para la investigación del cáncer según la tipología del mismo. Hace dos años, un familiar muy querido falleció porque estaba enferma de cáncer de páncreas y no hay tratamientos concretos para esta patología. Faltan muchos recursos para controlar la afección de cánceres como por ejemplo el de hígado, el de estómago, el de cabeza, el metastásico de mama, etc.

Es por esto que me dirijo a los políticos del Senado, para que me respondan a la pregunta concreta: ¿Por qué no se iguala el presupuesto destinado a investigar en todas las tipologías de cáncer? La investigación es primordial para el tratamiento de estas enfermedades y también para poder incidir en la prevención.