Mi hija lleva años sufriendo acoso escolar. Exijo que nos ofrezcan herramientas para tratar las secuelas que arrastra.

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Mi nombre es Cristina y lanzo esta petición por la preocupación que siento sobre mi hija. Ella lleva sufriendo acoso escolar toda la vida y nadie nos ha ayudado nunca a frenar esta situación. Tampoco se nos han ofrecido las herramientas para tratar las secuelas psicológicas que arrastra. ¿Están realmente los colegios e institutos preparados para abordar el acoso escolar? ¡Necesitamos medidas YA!

El acoso comenzó cuando vivíamos en Barcelona. La llevo a terapia desde que era muy pequeña precisamente por esto, pero lo cierto es que los médicos no hacen un seguimiento adecuado. Tenemos solo una cita al mes y cada cierto tiempo van cambiando de profesionales por lo que es imposible que la niña cree un vínculo con ninguno de ellos. 

Por parte del centro educativo tampoco nos han ayudado. Lo único que han hecho es aislar a mi hija de los demás niños supuestamente para “protegerla”. Le hacían comer con los pequeños para que no se juntara con los chicos y chicas de su edad, le apartaban a la hora del recreo e intentaban que no tuviese mucho contacto en clase. 

Tuve que ver durante años como mi hija iba perdiendo salud por culpa del acoso que recibía. Empezó a tener fuertes ataques de ansiedad e incluso pensamientos suicidas así que llegó un momento en el que la tuve que cambiarla de centro. 

En el nuevo instituto la cosa no fue mejor. Estaba en el mismo barrio que el anterior y todos se conocían así que pronto mi niña volvió a ser víctima de burlas, agresiones y amenazas. Nadie nos ayudaba, ni siquiera la inspectora de educación a la cual tuvimos que recurrir. Gracias a los servicios de Psiquiatría del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, nos hicieron un informe con el que mi hija pudo acabar el curso de manera telemática.

Finalmente nos mudamos a un pueblo de Extremadura donde solemos veranear.

Cuando entró en el nuevo instituto estaba muy ilusionada pero las secuelas psicológicas que arrastra no le han permitido relacionarse con normalidad y cada vez lo pasa peor. Allí solo hay un psicólogo y un psiquiatra para atender a todos los pueblos de la zona por lo que es imposible conseguir una atención de calidad a no ser que pagues una clínica privada. 

Finalmente pudimos tener una cita con el psiquiatra que determinó que mi hija no estaba bien para seguir acudiendo a clase con normalidad. Actualmente sigue un tratamiento y estudia desde casa, pero le cuesta muchísimo seguir el ritmo por culpa de su estado emocional (ansiedad, ataques de pánico...).

El acoso no es ninguna tontería. Nadie habla de las secuelas que puede dejar, pero por su culpa muchos niños y niñas se quitan la vida a diario. Me encuentro en una situación desesperada, necesito que se atienda a mi hija psicológicamente como es debido para que pueda superar este trauma. 

Deberían tener en los colegios herramientas suficientes para que los alumnos que están en estas situaciones puedan estudiar a distancia si lo desean, sin que nos hagan sentir que estamos haciendo algo perjudicial para nuestros hijos.

No hay herramientas ni profesionales que les ayuden a superar la fobia de volver a clase. Los centros no están preparados para hacer frente a este tipo de situaciones. No estamos actuando desde la raíz. Necesitamos medidas urgentemente. Por mi hija, pero también por todos los niños y niñas que estén pasando por una situación similar. 

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