Pregunta para Congreso de los diputados
La fibromialgia no es una enfermedad inventada ni nuestros síntomas imaginarios. ¡Necesitamos una asistencia sanitaria adecuada y que se nos faciliten las bajas médicas!
Mi nombre es Cristina y convivo con la fibromialgia.
Desde pequeña he ido arrastrado agotamiento, pero nada grave, eran cosas que iba solventando. Hasta 2019, que en ese año comencé a sentir dolores de espalda y de caderas. Además trabajo de teleoperadora y, al tener que estar sentada durante mi jornada laboral, me hago polvo.
Todo empezó en mis vacaciones de 2019 cuando sufrí un ataque de pánico, ya que arrastraba mucho estrés del trabajo, y tuve que acudir al hospital. El día de la incorporación al trabajo no podía trabajar, no podía estar ni de pie ni sentada. Empecé a estar con bajas puntuales.
Mi médico de cabecera me acabó mandando al psiquiatra porque pensaba que los dolores que sufría me los generaba yo. En ese momento me fui por lo privado porque necesitaba que me dijeran algo. Este médico se portó muy bien conmigo y me realizaron un estudio profundo. Además de varios problemas de espalda que me diagnosticaron, me mandaron multitud de pruebas, pero veían que no me valía para nada.
En ese momento este médico comenzó a pensar que necesitaba un reumatólogo porque consideraba que tenía fibromialgia. Con mis informes, me fui al médico de cabecera y me mandó al reumatólogo. La doctora que me atendió me dijo que era un dolor crónico que iba a ser así para toda la vida y me dio el alta. En el informe no aparecía nada de dolor crónico ni de fibromialgia. Entonces tuve que volver a acudir a lo privado.
El reumatólogo de la privada me diagnosticó fibromialgia en grado moderado. Comenzamos a probar tratamientos y desde entonces estoy con ello pero no hay nada realmente que me ayude, el dolor ha empezado a formar parte de mi vida.
Actualmente el grado de fibromialgia ha pasado a ser severa tras un año complicado en el que se me ha agravado. Antes era una persona super activa y hacía mucho ejercicio y ahora puedo salir a andar de vez en cuando.
Muchos médicos piensan que es una enfermedad inventada y que todos los síntomas que tenemos son imaginarios. Es por ello por lo que pido una formación para los médicos acorde a lo que es esta enfermedad. Deben conocer cómo es la enfermedad, a lo que afecta y formarse para tratar a los pacientes de manera adecuada.
Si la enfermedad nos dificulta trabajar necesitamos poder tener acceso a una asistencia sanitaria que nos permita poder no trabajar por un tiempo limitado y tener más facilidad para poder acceder a una incapacidad si la enfermedad nos impide trabajar.
Hoy puedes tener la mejor cara del mundo pero es algo que aunque no lo veas está ahí, ya que esta enfermedad nos incapacita día a día. Hay días que estás bien y otros que estás fatal. Muchas personas no se creen que estás enferma o te preguntan “¿y ahora qué te pasa?”. La sociedad no termina de comprender esta enfermedad.
Por todo ello, lanzo esta petición al Congreso de los Diputados para que se comience a valorar esta enfermedad como algo que realmente existe, que la incluyan en la lista de enfermedades crónicas y de por vida y que comiencen a tratarnos como nos merecemos. ¡Necesitamos una asistencia sanitaria adecuada y que se nos faciliten las bajas médicas!