El acoso escolar junto a otros factores hizo que desarrollase una enfermedad mental y que pensase en acabar con mi vida .Necesitamos más recursos para la salud mental URGENTEMENTE.
Mi nombre es Cristina tengo 26 años y todo empezó cuando tenía tan sólo 12 años. En el colegio se metieron conmigo cuando empecé a desarrollar mi cuerpo, me llamaban “gorda” y “curvas peligrosas”. Por todo ello crecí con unos problemas de inseguridad y baja autoestima que unido a otras circunstancias acabaron derivando en un diagnóstico de anorexia. Gracias a mi familia hoy sigo viva pero lo cierto es que existe una carencia enorme de recursos para tratar la salud mental. Necesitamos medidas urgentes, se trata de la vida de miles de personas.
A los 15 años empecé a tener comportamientos obsesivos. Los comentarios de mis compañeros habían calado hondo en un momento en que mi personalidad no estaba forjada todavía. Me aislé del mundo para tomar el control sobre mí, pero la enfermedad pudo conmigo y pronto perdí el rumbo. Ya no sabía quién era, cuáles eran mis metas, qué quería… perdí las ganas de vivir.
Llegué a situación de riesgo vital alcanzando un peso muy bajo. Tuve dos ingresos hospitalarios en centros privados gracias a que mi madre era funcionaria y teníamos ese seguro. En esos ingresos conocí personas que sus familias se desvivían por pagarles la estancia. Unos precios muy altos que la mayoría de personas de este país no pueden costear. La otra vía, a través de la seguridad social, supone un gran tiempo de demora debido a la falta de recursos. Los tiempos de espera para que te concedan simplemente cita con un psicólogo o psiquiatra son inhumanos cuando tu vida está en peligro. Necesitamos que desde la sanidad pública se ofrezca este tipo de servicio de manera rápida y gratuita.
El sistema público no está preparado para abordar todos los casos de depresión, ansiedad, TCA, ideación suicida… que existen en nuestro país. De hecho, la sociedad no está preparada para asumirlos ya que todavía existe un tabú enorme sobre todo lo que rodea a la salud mental.
Cuando empecé con la anorexia muchas personas cercanas me cuestionaron y pensaron que lo hacía “para llamar la atención” o “dar pena”. Que la gente de tu entorno trate tu enfermedad como un capricho, te hace mucho daño. La enfermedades mentales no se eligen. Todavía hay mucho desconocimiento en torno a esto, la gente debe de estar preparada para saber tratar a las personas con problemas de salud mental que encuentren en sus círculos cercanos. Se debe abordar en los colegios desde los primeros años desde la naturalidad y la concienciación.
Es cierto que tanto la televisión como la prensa está empezando a concienciar sobre estos temas, pero todavía falta mucho camino por recorrer. Necesitamos que se le dé a la salud mental la importancia que merece, tenemos derecho a una atención digna.
Yo he sido una privilegiada porque fui beneficiaria del seguro privado de mi madre por ser funcionaria. Además, posteriormente mi familia ha podido seguir costeando mi tratamiento, porque las enfermedades mentales son un proceso lento y siempre hay que estar alerta y no abandonar el seguimiento a pesar de la mejoría. Si hubiese nacido en otra familia seguramente no podría estar escribiendo esto. La salud mental debe ser un DERECHO y NO UN PRIVILEGIO.
Firma para conseguir que las instituciones se tomen en serio la salud mental.