Hola. Me llamo David Madroñero, tengo 22 años y soy atleta paralímpico español. 

Yo soy deportista paralímpico, nací con una agenesia ósea de la mano derecha, es decir, me falta la mano derecha. Llevo desde los 13 años haciendo deporte desde que me escogieron en el colegio para formar parte del equipo de Cross debido al aguante que tenía corriendo. Posteriormente, con 16 años, decidí iniciarme profesionalmente al atletismo con la ayuda de mi entrenador Alfonso Sánchez, que me introdujo en el mundo del deporte paralímpico.

Entre mis principales reconocimientos está el de ser campeón de España en atletismo paralímpico. Además de poseer diferentes récords en categoría absoluta en 800 ml, 400 ml, 200 ml y 100 ml, en 2016. 

Este año, he vuelto a quedar en primera posición en 200 ml y 400 ml, y subcampeón en 100 ml. 

“No te rindas sin antes intentarlo”, esta es una de mis frases favoritas y me la repito en muchas ocasiones. Refleja una filosofía de vida en la que hay que luchar por lo que se quiere de verdad. 

Es verdad que, a nivel social, algunas personas con discapacidad viven momentos desagradables, sobre todo, uno de los peores momentos es el rechazo social, en la etapa adolescente. Los jóvenes se relacionan de una manera diferente a los adultos y en algunos momentos, sus acciones pueden llegar a ser crueles. 

Lo que hay que tener en cuenta es que las personas que importan son las que van a estar a tu lado y no te van a criticar. Tenemos que olvidarnos de todos los demás, estamos en el siglo de la información y podemos estar con los amigos que queramos en el momento que queramos. Si no te gustan los “amigos” que te rodean, búscate a otros. 

Yo estudio psicología, y sé que los prejuicios son biológicos, eso es un hecho. La sociedad ha necesitado de los prejuicios para sobrevivir desde tiempos de antaño. Siempre va a haber algún target que haga que los demás se fijen en ti y exista ese rechazo o aceptación dentro del su grupo,pero no solo pasa con la discapacidad, sino también con la obesidad, orientación sexual, etc. Pero la discapacidad es más visual.

Es verdad, que ese rechazo puede provocar bajones o altibajos emocionales, pero eso es una cuestión temporal, parecida a la depresión, aunque esta última sería la prolongación sostenida en el tiempo y actúan factores como la personalidad, pero eso es otra cuestión. 

Los sucesos negativos nos deben hacer ver qué debemos cambiar, debido a la producción de emociones negativas. Después, debemos fijarnos en los sucesos positivos que nos ocurran, que serán muchos y muy diversos.

Dentro de las cuestiones negativas, las personas con discapacidad tenemos una serie de ventajas, como, por ejemplo, a la hora de encontrar empleo, el deporte paralímpico o una serie de ayudas, entre otras. Existen empresas en las que hay un cupo reservado para empleados con discapacidad y o subvenciones para contratar a gente con un grado superior de discapacidad (normalmente ≥33%) 

Por mi discapacidad, he encontrado un trabajo de conserje en Madrid, en el que soy indefinido. El máximo tiempo que he estado buscando trabajo cuando lo he querido, han sido de 8-10 días. Además, hay algunos costes de prótesis que te lo cubre la administración, como ha sido en mi caso. 

Yo como persona con discapacidad, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados, para que se normalice o se visibilice a las personas con discapacidad.

Me gustaría que, por ejemplo, a los centros educativos asistieran deportistas de élite con discapacidad y sin discapacidad, sin etiquetarnos solo con la palabra deportistas y dieran charlas sobre la superación personal, motivaciones que tienen, y cualquier otra temática que sea acorde con los valores del deporte. Hay que ser conscientes, de que las personas con discapacidad pueden hacen lo mismo que las otras, de ahí la importancia de dichas charlas y sobre todo lo más importante, quitar las etiquetas de discapacitados y mostrarnos tal y como somos. 

Las personas con discapacidad no tienen la culpa de haber nacido con una discapacidad, por eso no debería haber ningún rechazo social. Lo que debemos evitar con la mayor brevedad posible son las etiquetas. Cada vez aumenta la discriminación, por ejemplo, entre hombres y mujeres, y una causa es por el uso de las etiquetas, lenguaje diferenciador y el continuo bombardeo de especificar continuamente el sexo. Igual pasa con las personas con discapacidad. Intentemos conseguir no diferenciar, o hacerlo mínimamente, a una persona que tiene discapacidad de otra que no.