Pregunta para Congreso de la República del Perú
¿Por qué no existen subsidios para cubrir las terapias para niños y niñas con cualquier tipo de discapacidad?
Mi nombre Deysi Ramirez. Soy mamá de Samuelito, un niño hermoso diagnosticado con Síndrome de Down. Desde que mi hijo nació vengo derribando los mitos y estigmas en contra de esta condición y buscando que otros niños y niñas tenga la oportunidad de desarrollarse mejor.
En un primer momento, la noticia sobre la condición de mi hijo me chocó y me dio mucho miedo. Había muchos rasgos físicos que identifican a Samuel como un niño con Síndrome de Down: una sola línea en la palma de la mano, ojos rasgados, el cuello corto, entre otros. A mi esposo también le causo una impresión inmensa y nos encontramos en la tristeza de no saber qué esperar. Nos recomendaron hacerle una prueba genética para confirmar su diagnóstico, pero en ese momento, por el miedo, decidimos vivir en la incertidumbre.
Fueron 4 duros meses donde estuvimos dubitativos. Lo llevamos a un par de pediatras, pero luego fuimos a una doctora que nos llamó la atención por no hacerle las pruebas a tiempo. Fue ahí donde aprendimos que el tiempo es crucial cuando se trata de niños y niñas con esta condición, tiempo que pudo haber sido usado en terapias.
Desde ese entonces, Samuelito trabaja en terapias que lo pueden ayudar a desarrollarse de forma plena, tomando en cuenta siempre las diferentes necesidades que puede tener. Así trabajamos hasta que cumplió los 6 meses y lo pudimos inscribir en cursos de natación.
Muchos padres y madres ya conocen lo crucial que son las terapias, de diferentes tipos, para el correcto desenvolvimiento de nuestros hijos. Sin embargo, el acceso a las mismas desde el sector público es limitado, y los costos del ámbito privado pueden llegar a ser elevados para muchas familias.
Estos pequeñitos necesitan sí o sí terapia. Hay muchos estigmas y prejuicios al respecto, pero si se recibe la intervención temprana, se van a sorprender de lo que un niño con Síndrome de Down puede hacer. Mi hijo ha tenido las terapias desde pequeño y le ha ayudado mucho. A sus 4 años ya está hablando, ya es más elocuente y espontáneo. He visto niños con la misma edad de Samuel, pero no con sus oportunidades. La gente los ve con pena, pero sí lo pueden lograr.
Es por eso que quise contar la historia de mi pequeño Samuel, para que nos demos cuenta que tener un hijo con Síndrome de Down no es el fin del mundo. Si se les brindar la ayuda adecuada, ellos y ellas pueden ser completamente independientes y desarrollarse como cualquier otra persona.
Para poder sumarte a este pedido solo tienes que hacer click en “APOYAR”, llenar el formulario o firmar con tu cuenta de Facebook. Si logramos reunir 300 firmas, este pedido llegará a las personas adecuadas con la ayuda de Osoigo. ¡Juntos por los niños y niñas con Síndrome de Down!