Gracias Adrián por tu valentía y por ampliar el foco sobre un problema que hay que erradicar desde la infancia
Hola Adrián, gracias por erigirte en altavoz de un problema muchas veces oculto cuya única solución parte desde la educación en valores de respeto y tolerancia, desde la infancia y tanto en la educación doméstica como por supuesto en los centros educativos.
Afortunadamente el grado de sensibilización social y el aumento en la naturalización de la diversidad de identidades ha empujado a una concienciación en los poderes públicos sobre la necesidad de poner fin a cualquier tipo de acoso, odio o discriminación.
Se ha avanzado notablemente en los protocolos contra el ciberacoso. Como gallego te diré que la Comunidad Autónoma de Galicia ha sido la primera en regular el ciberacoso y el acoso escolar, y eso implica una coordinación y también el establecimiento de protocolos de actuación según cada caso.
Pero es verdad que falta homologarlo en el resto de CCAA y profundizar en el resto de actitudes de odio y acoso como lgtbifobia.
Enhorabuena por tu fortaleza y por tu contribución para frenar cualquier comportamiento discriminatorio y de exclusión.
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Me llamo Adrián, tengo 19 años y vivo en Almassora un pueblo de la provincia de Castellón. Sufrí acoso escolar durante 8 años tanto en el colegio como en el instituto. Desde mi experiencia como alumno y como profesional, creo que es importante ampliar el plan de actuación para el acoso escolar en todos los colegios y ofrecer una formación adecuada a la plantilla de profesorado para que sepan actuar en casos de lgtbifobia.
Durante mi etapa escolar he sufrido diferentes tipos de acoso tanto físico cómo verbal y psicológico. Empezaron a meterse conmigo por mi físico y poco a poco comenzaron a llamarme maricón y a insultarme por no seguir los roles de género. A mí me gustaba jugar con las niñas, los tonos rosas y pintarme las uñas, aunque por aquella época ni siquiera sabía el significado de la palabra “maricón”.
Yo siempre he sido un niño muy tímido, me daba vergüenza explicar lo que pasaba, tenía miedo a que nadie me creyera o nadie me apoyara, tenía mucho miedo al rechazo. Mucha gente se dio cuenta y nadie hizo nada. Cuando te dicen que tu vida no vale la pena acabas por creértelo.
Cuando pasé al instituto pensé que el acoso había acabado, pero me di cuenta de que no había hecho más que empezar, no supe gestionar el maltrato psicológico que recibí durante esa época. También me pegaban puñetazos, me metían la cabeza dentro del retrete, me tiraban la mochila por la ventana y me humillaban constantemente, hasta que después de muchos insultos tuve el valor de contárselo a una profesora y gracias a ella tuve la oportunidad de tratar el problema con una profesional.
Cuando supe que lo que pasaba tenía nombre y era “acoso escolar” fue cuándo todo empezó a terminar, era el principio del fin. Justo en este momento, más o menos en 3º de ESO, logré “salir del armario”, fue todo un poco complicado. A partir de ese momento empecé a hablar de acoso en público y fue la primera vez que me declaré homosexual de cara a la sociedad.
Después de todo esto empecé a dar charlas de concienciación y aceptación de lo que es el acoso a través de mi experiencia en mi instituto. A raíz de esto también me empezaron a llamar otros centros así que decidí formarme un poco más en temas de acoso escolar y lgtbifobia y conseguí empezar a hacer formaciones para padres y profesores.
Cuando cumplí 17 años sentí que necesitaba aportar aún más cosas y publiqué un libro titulado “Un pequeño gigante” en el que cuento toda mi historia. También empecé a realizar charlas por centros de toda la Comunidad Valenciana y a salir en los medios de comunicación.
Me considero una persona resiliente porque he aprendido de todas las situaciones que me ha tocado vivir, pero no se lo deseo a nadie. Por todo esto quiero pedir al Congreso de los Diputados que se implemente un plan escolar de actuación frente al acoso de todo tipo y que se forme correctamente a los profesores y profesoras de cada centro para que sepan actuar en estas situaciones. No podemos mirar hacia otro lado, el problema tiene que atajarse desde ya.