Pregunta para Congreso de la República de Colombia
Mi nombre es Diego Rico. A mi novio y a mí se nos impidió donar sangre por ser homosexuales. La discriminación se encuentra legitimada por la ley. ¿Cuándo acabará la discriminación por orientación sexual a quienes deseamos ser donantes y salvar vidas?
Hola, soy Diego Rico, tengo 22 años, soy estudiante de Derecho y ahora vivo en Cali. El 21 de enero pasado, mi novio, Edward Gutiérrez, y yo fuimos a la Fundación Valle de Lili para donar sangre. En días anteriores, uno de nosotros había recibido una llamada telefónica de esa fundación en la que se nos informaba de la necesidad de donantes. Cuando se inició el proceso, a cada uno nos hicieron varias preguntas, entre las que estaba si habíamos sostenido relaciones sexuales con un hombre en los últimos seis meses. Edward respondió que sí y agregó que yo, su pareja, también iba a donar sangre ese día. Fue entonces cuando las auxiliares que nos tomaban esos datos decidieron cancelar la donación.
La auxiliar sólo observó el sexo de la persona con la que Edward había sostenido relaciones sexuales. No tuvo en cuenta, por ejemplo, que los dos llevamos una relación monogámica desde julio de 2020, que al momento de nuestros encuentros sexuales siempre usamos condón y que en diciembre de ese mismo año, un mes antes de querer ir a donar sangre, ambos nos sometimos a pruebas para detectar VIH, sífilis, y hepatitis B y C. En todos los casos los resultados fueron negativos.
Nosotros adujimos todas estas razones y, aunque el personal de salud, incluida la directora del banco de sangre, dijo que la restricción de donar sangre que se nos imponía era injusta porque entendían que el VIH no es un virus que porten sólo los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, dijeron que no podían hacer nada. Aseguraban que se ceñían a una resolución del Ministerio de Salud que indica que los hombres que tienen relaciones homosexuales son una “población clave de mayor riesgo de exposición al VIH”. Esa resolución no tiene en cuenta lo que ha dicho la ciencia al respecto: que la transmisión del VIH ocurre por prácticas sexuales inseguras, como no usar condón o tener varias parejas sexuales. Ninguno de estos casos era el nuestro.
Tras el episodio, el pasado 31 de mayo decidimos presentar una acción de tutela contra el banco de sangre de la Fundación Valle de Lili, el Instituto Nacional de Salud y el Ministerio de Salud y Protección Social. Consideramos que tanto a mí como a mi novio se nos vulneraron los derechos a la igualdad, a la no discriminación, al libre desarrollo de la personalidad y al de la dignidad humana, además de los derechos humanos sexuales y reproductivos y el deber de solidaridad consagrado en la Constitución. Quiero aprovechar para recordar que cualquier persona puede presentar una acción de tutela si es discriminada de una forma similar a como nos ocurrió a nosotros, y también para exigir el cumplimiento de cualquier derecho fundamental.
En la tutela pedimos que se haga un llamado al Ministerio de Salud para que modifique la resolución que hay en la actualidad y que se ajuste a lo que indica la Constitución en materia de igualdad, no discriminación, libre desarrollo de la personalidad, dignidad humana y los derechos sexuales de los hombres que sostenemos relaciones sexuales con hombres. El Ministerio, sin embargo, dijo que en la resolución se habían eliminado las restricciones para donar que tenían los homosexuales y las dejó para las “poblaciones de alto riesgo”. Impugnamos el fallo y un tribunal de Cali nos dio la razón. Pero aclaró que quien debía hacer ese llamado al Ministerio es la Corte Constitucional. A ella nos estamos dirigiendo en la actualidad.
Pero aparte de la discriminación de la que fuimos objeto, hay otro detalle importante, y es que las donaciones de sangre en el país, que siempre han sido muy bajas, han disminuido aún más en el actual contexto de pandemia, en gran medida porque la gente evita acercarse a centros médicos por temor a un posible contagio. Al impedirnos a nosotros por nuestra condición de homosexuales donar, también están impidiendo llevar sangre a cualquier paciente que la pueda necesitar con urgencia. Es decir: están impidiendo salvar vidas.
Por eso quiero lanzar esta campaña: para pedir al Estado y, dentro de él, a la Corte Constitucional, al Ministerio de Salud y al Instituto Nacional de Salud que revisen las normas actuales y garanticen que en adelante no se va a discriminar a los hombres homosexuales que desean donar sangre. Y no sólo para erradicar estos episodios de segregación, que en Colombia son cotidianos, sino también porque de la donación depende la vida de muchas personas que necesitan sangre cada día. Entre todos podemos ayudar: si recogemos 350 firmas, esta petición será presentada a los congresistas para que la respondan en la página de Osoigo. Y después de hacerlo, sigamos difundiendo este testimonio por redes sociales, por WhatsApp y por todos los medios posibles. Que se oiga fuerte: que no se pierdan más vidas por culpa de la discriminación que hay contra los homosexuales en Colombia. ¡Muchas gracias!