Pregunta para Parlamento de Andalucía
¿Cuándo se van a hacer campañas de visibilización de los TCA para romper los tabúes que existen alrededor de las enfermedades relacionadas con la alimentación?
Hola, mi nombre es Elisa y tengo 17 años. Escribo este texto para osoigo ya que quiero contar mi historia, crear un poco más de conciencia sobre el TCA y exponer mi experiencia para ayudar a otras personas que estén pasando por lo mismo.
Todo esto se remonta años atrás, cuando yo era pequeña. Yo era una niña “rellenita” a la que le gustaba mucho comer y mis familiares constantemente me insistían en que no comiese tanto, que iba a engordar mucho. Me hacían comentarios hirientes que para una niña de unos 8,9 o 10 años parecían inofensivos o “normales” (es lo que suele ocurrir cuando interiorizas algo de esa manera).
A medida que fui creciendo, fui odiando mi cuerpo. Pasaba horas frente al espejo deseando ser “delgada”. Incluso cuando pegué el estirón (12 años aprox.), seguía viéndome mal. Tenía tan interiorizado que no tenía un cuerpo bonito, que no era capaz de ver la realidad. Llegué hasta el punto de hacer ayunos durante muchas horas hasta que no podía más. Contaba constantemente las calorías, me pesaba cada mañana con la esperanza de haber bajado algunos gramos. Si esto ocurría, me sentía eufórica,si no, decepcionada conmigo misma y proponiéndome nuevas formas para conseguir bajar peso.
Cuando tenía 15 años, empecé a informarme sobre estos temas. Nunca había oído hablar sobre trastornos alimenticios. Pensaba que se trataban de casos excepcionales. Poco a poco me fui dando cuenta de la realidad que estaba viviendo e investigué más sobre los tipos de TCA. Desgraciadamente, al seguir buscando, también encontré métodos mediante las redes sociales sobre cómo por ejemplo, maneras para inducir el vómito y cosas para nada saludables.
Al final, debido a otros acontecimientos personales, logré ir al psicólogo. Mi psicóloga me ayudó mucho. Me diagnosticó un TCA (bulimia) y un trastorno de autoimagen. Le conté cómo me sentía, mis hábitos y, por un momento, sentí que alguien realmente me comprendía. También me di cuenta de que (desgraciadamente) había muchas más personas con un TCA, algunos incluso conocidos míos. Por parte de algunos miembros de mi familia, no tuve el apoyo que pensé que tendría. Decía(n) que eran tonterías. A excepción de mi madre y algunos amigos íntimos. Sin ellos no podría haber salido nunca de ahí ni haberme dado cuenta de las cosas.
Pienso que nunca es tarde para pedir ayuda, pero podría haber evitado muchos pensamientos y actos si nos enseñaran desde pequeños los riesgos relacionados con los trastornos alimentarios y la importancia de tener unos buenos hábitos de consumo. Además, desde el colegio, deberían dar charlas de visibilización y, de una vez por todas, romper con los tabúes que giran entorno a los TCA.
A día de hoy, he mejorado muchísimo en cuanto a mi TCA, aunque aún me queda algo de camino por delante. Y desde aquí, animo a todo el que esté leyendo esto y que esté pasando por una situación parecida a no rendirse y a pedir ayuda. Y al que no padezca este trastorno pedirle que, por favor, si conoce a alguien que pueda estar pasando por algo así, lo escuche y ayude todo lo posible.
Los TCA existen y deben visibilizarse. Se necesitan más medidas de prevención y más apoyo psicológico.