Me llamo Elvira y mi amiga Jenni falleció a los 19 años a causa de un tumor cerebral. A raíz de esto, decidí hacerme voluntaria en oncología infantil.

Cuando tenía 18 años, empecé a utilizar las redes sociales para animar a la gente a que se hiciese donante de sangre y de médula. A los 21, tras perder a una de mis mejores amigas por un tumor cerebral, me hice voluntaria en oncología infantil.

Durante tres años acompañé a niños y familias que estaban atravesando esta enfermedad, hasta que por cuestiones de trabajo tuve que dejarlo. Si bien fue una experiencia, en ocasiones, muy dura, en especial cuando un niño no lograba superar el cáncer, la considero enormemente enriquecedora.

Una de las principales carencias que detecté durante estos años fue la falta de acompañamiento a las familias. De hecho, había períodos, como durante el verano, en los que las asociaciones no trabajaban y no había voluntarios.

Por ello, con esta iniciativa, pido al Parlamento de Andalucía que destine más recursos a la investigación del cáncer infantil, a la difusión de información para hacerse donante y al apoyo de las familias que están acompañando a sus hijos en su lucha contra esta enfermedad.