Un compromiso que apele a instituciones, empresas, sociedad civil para impulsar en Euskadi nuevos modelos de consumo, crecimiento y cuidados mutuos
Los Socialistas Vascos hemos asumido los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para 2030 como el eje principal sobre el que construir nuestro proyecto, no sólo para la próxima legislatura en el Parlamento Vasco, sino para el conjunto de las instituciones vascas en la próxima década, al entender que esta agenda (que fija objetivos y medidas concretas para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas del mundo gocen de paz y prosperidad) es la hoja de ruta adecuada para afrontar de forma transversal los grandes retos que tenemos como país.
A tal fin, el programa del PSE-EE para las elecciones autonómicas (disponible en nuestra página web http://www.socialistasvascos.com/programa-electoral-2020.htm), más allá de plantear un listado de propuestas repartidas sectorialmente (sanidad, educación, economía…), nace con la pretensión de reflexionar sobre la Euskadi que queremos para los próximos años y fijar el camino para avanzar hacia esa sociedad.
El Gobierno de Pedro Sánchez ya se sumó a esta Agenda 2030 en la pasada legislatura, con un plan en cuya elaboración participaron todos los Ministerios, así como comunidades autónomas, ayuntamientos y organizaciones sociales. Y los Socialistas Vascos hemos creído oportuno dar un paso más, bajar esta agenda aquí a Euskadi, traducir esos 17 objetivos de la ONU a nuestra acción política concreta y ver qué debemos hacer para ponerlos en el centro de la agenda en la próxima legislatura, porque tenemos claro que no hay agenda vasca sin Agenda 2030.
Los Socialistas queremos situar la cuestión climática y la apuesta por el desarrollo sostenible como un objetivo central de país. Por una cuestión de salud, por una cuestión ambiental, pero también por una cuestión de igualdad, que es el gran motor de las políticas socialistas. Porque si no lo hacemos bien y si no actuamos con determinación, quienes más saldrán perjudicados serán, como siempre, los sectores más desfavorecidos.
Coincide este compromiso con la decisión del Gobierno Vasco del pasado 30 de julio, a iniciativa socialista, de declarar la situación de Emergencia Climática y ambiental, con el objetivo de convertir a Euskadi en un territorio neutro en carbono antes de 2050. O con el proyecto de Ley de Cambio Climático, elaborado por el Departamento de Iñaki Arriola, y que, pendiente de su aprobación por el Parlamento, puede ser una de las grandes referencias para situar a Euskadi a la vanguardia de la defensa del medioambiente.
Todo ello en coordinación y coherencia con la estrategia definida por la ONU, mediante la creación de la Secretaría de la Agenda Euskadi 2030 (o una instancia al máximo nivel del Gobierno Vasco que garantice la coherencia de las diferentes políticas) que vele por el cumplimiento de los distintos Objetivos de Desarrollo Sostenible y haga una evaluación de su avance, a través de indicadores que permitan comparativas con regiones y países de nuestro entorno.
Y es que un proyecto de este tipo no lo puede liderar el Gobierno Vasco por si solo. Hace falta un compromiso de país. Un compromiso que apele a instituciones, empresas, sociedad civil para impulsar en Euskadi nuevos modelos de consumo, crecimiento y cuidados mutuos.
Compartir
Zein konpromiso hartu behar ditu Euskadik, gure erakundeek bultzatutako lankidetza-politiketatik abiatuta, 2030 Agenda betetzen lagundu ahal izateko?
2015ean, Nazio Batuak 2030 Agenda onartu zuen, Euskadi -gainerako herrialdeekin batera- bideratzeko mundu bidezkoagoa, ekitatiboa eta ingurumenaren aldetik iraunkorragoa lortzeko asmoarekin. Jakina denez, garapenerako lankidetzak irizpide eta erreferentzia-esparru bat eskaintzen du, merkataritza, energia eta zerga arloko beste politika batzuk bideratzeko, Euskadin eta hirugarren herrialdeetan giza eskubideak betetzen direla bermatzeko.
En 2015, Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030, que marca la ruta a la que Euskadi -junto al resto de países- debe encaminarse para la consecución de un mundo más justo, equitativo y medioambientalmente sostenible. Como es sabido, la cooperación al desarrollo aporta criterios y un marco de referencia que permiten orientar otras políticas como la comercial, la energética o la fiscal, de manera que se garantice el cumplimiento de los derechos humanos en Euskadi y en terceros países.