Pregunta para Asamblea de Madrid

Me llamo Estefanía y con 33 años me diagnosticaron un cáncer de mama que ha marcado mi vida ¿Para cuándo se concederá el 33% de discapacidad automática a los pacientes y supervivientes de cáncer para paliar las consecuencias económicas y sociales de esta

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Estefanía Soriano Pregunta de Estefanía Soriano

Me llamo Estefanía, tengo 46 y soy de Madrid. Con 33 años me diagnosticaron cáncer de mama y recurro a esta plataforma para reivindicar que las secuelas del cáncer no terminan cuando acaba el tratamiento. Para compensar los efectos principalmente económicos y sociales que esta realidad supone, considero que a los pacientes de cáncer se nos debería otorgar un 33% de discapacidad. Mi historia es solo uno de los muchos ejemplos de la necesidad de esta medida.

Con 33 años me diagnosticaron cáncer de mama. Fue un duro golpe pero tras operaciones y sesiones de quimio y de radio logré vencerlo. Además, aunque yo ya tenía una hija, deseaba volver a ser madre, por lo que tras varias consultas médicas me quedé embarazada y di a luz a mi segundo hijo. Sin embargo, me hicieron un estudio genético tras el cual decidimos que lo mejor era quitarme pecho y ovarios.

Fue entonces cuando mi situación personal se complicó. Separada, con dos hijos y sin ninguna ayuda social. Además mi baja laboral fue de dos años. El primer año tuve la suerte de cobrar el sueldo completo porque soy funcionaria, pero el segundo vi mi salario bastante reducido, aunque los gastos derivados de mi enfermedad no hacían más que aumentar. Una vez terminado los tratamientos, la situación siguió igual.

Aunque hubiera técnicamente superado el cáncer mi vida cambió. En primer lugar los productos especiales para mujeres sin pecho, como sujetadores o bañadores, son bastante más caros. Además tenía que pagar un porcentaje de mis medicamentos y la totalidad del precio de productos dermatológicos especiales que necesitaba. 

Mi condición física también se vio afectada de por vida. En primer lugar, tras la intervención quirúrgica donde me extirparon los ganglios, no puedo coger peso ni realizar actividades cotidianas como freír, ya que no me puede saltar aceite en el brazo. Teniendo en cuenta que me encuentro a cargo de mis dos hijas, estas secuelas hacen que necesite ayuda para realizar las tareas diarias, lo que supone un gasto añadido. 

Asimismo, debido a la menopausia prematura tengo riesgo de padecer osteoporosis. El tratamiento y las cirugías también han hecho que se me extirpara la vesícula y se me radiara parte del pulmón y el corazón, por lo que soy propensa a ciertas patologías graves. 

Esta situación hizo que solicitara la minusvalía. Una minusvalía del 33%, me gustaría aclarar, no hace que el Estado te dé ninguna prestación económica, pero sí se ofrecen ciertos beneficios sociales. En mi caso, se me hubiera subvencionado parte de los gastos derivados de mi enfermedad, como la ayuda que yo necesitaba en el hogar. 

Cuando me presenté en el centro base para que valorasen mi minusvalía la sorpresa fue mayúscula: una doctora, sin ni siquiera tocarme, me recriminó que “no sabía por qué había ido”, pues “yo era una afortunada”. Finalmente se me concedió un 10%, lo que se traduce en ninguna aplicación práctica.

Recurro a la Asamblea de Madrid para preguntarle cuándo se valorará conceder a los enfermos de cáncer un 33% de minusvalía automático. El cáncer tiene una cara social que se enseña muy poco. La mayoría de las empresas no pueden soportar las bajas tan largas que suponen los tratamientos contra en cáncer. Además las secuelas psíquicas y físicas cierran muchas puertas laborales a los supervivientes de cáncer. En el caso de los autónomos la situación todavía es menos favorable. Este abandono de los pacientes de cáncer una vez han acabado su tratamiento les puede conducir a la exclusión social y al riesgo de pobreza. 

Recurro a mis representantes políticos para que tomen medidas específicas para paliar las consecuencias sociales y económicas que conlleva actualmente tener cáncer. Para poner cifras a esta realidad, el último estudio de la Asociación Española Contra el Cáncer cifra en 42.000 euros el coste del cáncer de mama para una paciente a lo largo de su vida. La concesión de un 33% de discapacidad puede regular esta situación y me gustaría que se la plantearan en serio para poder ayudar a miles de personas. 

Agradezco mucho si apoyáis esta pregunta y difundís la iniciativa por todas vuestras redes. Juntos lo conseguiremos. Muchas gracias a todos.

 

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