Mi nombre es Flor y he atravesado un cáncer de tiroides. Todo empezó porque me quedé ronca y me dolía un hombro. Tenía un nódulo tiroideo, por lo que cada seis meses tenía que ir a revisión. Como esto fue en mitad de la pandemia, no pude ir a la revisión que me tocaba.

El nódulo iba creciendo y el dolor en el brazo no se iba. Sin embargo, me hicieron diversas pruebas y no daban con la causa. Finalmente, me llamaron para hacerme la revisión y fue cuando se dieron cuenta de que se había cuadruplicado el tamaño del nódulo y que tenía un aspecto bastante feo.

Me hicieron la biopsia ese mismo día y, efectivamente, se trataba de un cáncer papilar de tiroides.

Me llamaron para la operación, aunque se retrasó un poco porque coincidió con el último pico de la pandemia. Tras la operación me dieron una dosis de yodo radioactivo. Actualmente estoy en revisión y parece que todo está bien.

Creo que es fundamental que se inviertan muchos más recursos para la investigación del cáncer. Pero también pienso que en el sistema está fallando la atención al paciente. Durante todo el proceso falta acompañamiento. A mí me explicaron en 3 minutos qué era la tiroides. Tuve que aprender sola cómo iba a ser todo el proceso.

También me llamó mucho la atención que nadie me haya ofrecido atención psicológica en ningún momento. La tiroides afecta mucho al estado emocional. Creo que hace mucha falta ese acompañamiento durante y después del tratamiento.

Me gustaría que el Parlamento de Canarias se hiciera eco de estas peticiones.