Pregunta para Congreso de los diputados

La pandemia ha supuesto un gran efecto negativo en la salud mental de los jóvenes de nuestro país, ¿cuándo se invertirán los suficientes recursos para garantizar el cuidado de la salud mental de manera pública y accesible?

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Fluorra Zepam Pregunta de Fluorra Zepam

La pandemia ha supuesto un gran efecto negativo en la salud mental de los jóvenes de nuestro país, entre los que han subido los casos de depresión y ansiedad según varios estudios y cuyas consecuencias a largo plazo pueden ser aún más grandes. ¿Habrá alguna reforma en el sistema sanitario para evitarlo?.

Como muchas personas de mi generación, yo también perdí mi trabajo con el inicio de la cuarentena y mis expectativas de futuro y rutinas se vieron patas arriba ante una situación impredecible. En mi caso, provocó que la ansiedad con la que llevo conviviendo años se hiciera más fuerte, algo lógico y previsible si encerramos a las personas en casa sin tener en cuenta las consecuencias psicológicas. ¿De verdad nadie lo vio venir?.

Mientras que se alargaban las semanas de encierro y desescalada la atención se enfocaba como es lógico  en el atasco del sistema sanitario, obviando la salud mental. Se hablaba de los retrasos en las operaciones o en la reducción de servicios básicos en urgencias, pero nadie parecía tener en cuenta las consecuencias psicológicas que todo esto iba teniendo en la salud mental de nuestra sociedad. 

Esta crisis ha servido para sacar los colores a nuestro sistema en muchos aspectos, uno de ellos es en el tratamiento que la sanidad pública otorga a la salud mental, donde el atasco lleva produciéndose años ¿cómo alguien va a poder hacer frente a sus problemas mentales si las listas de espera para acudir a un psicólogo o un psiquiatra son de meses? ¿Cómo se puede llevar un buen seguimiento de los casos si las visitas son súper espaciadas en el tiempo, muchas veces cayendo en lo impersonal? Esta es la nueva normalidad a la que miles de jóvenes sin recursos de nuestro país tienen que hacer frente ahora.

Nuestra generación ha roto con el estigma de ir al psicólogo pero no se lo puede permitir si su bolsillo no está lleno, con una tasa del 37% de paro entre los menores de 25 años parece algo muy complicado.

Afortunadamente yo pude volver a terapia después de la cuarentena y poco a poco reducir mis niveles de ansiedad. Aún así fue muy grave, hasta septiembre no pude volver a ir a un restaurante sin sufrir ataques de pánico, ¿qué pasa con quienes aún están en lista de espera para poder ir a un profesional público? Esto tiene que cambiar.

Por eso quiero dirigir esta campaña a los políticos del Congreso de los Diputados para preguntar cuándo se invertirán los suficientes recursos para garantizar el cuidado de la salud mental de manera pública y accesible para todas las personas que lo necesiten en un momento histórico en el que se está rompiendo el estigma alrededor de la misma.

La salud mental tiene que dejar de ser el patito feo del sistema sanitario, es un bien básico y esencial para el desarrollo de una generación en un paradigma muy difícil y a la que no podemos abandonar y para romper el estigma con el que han crecido otras generaciones

Desde mi cuenta de Instagram recibo decenas de testimonios de gente que ha tenido que dejar de estudiar para trabajar, que ha empezado a tener depresión tras la pandemia o que lleva meses esperando para ir a terapia sin tener la opción de pagar un profesional privado. ¿Cuántos casos habrá si lo extrapolamos a toda la población?

La mejora de la atención psicológica primaria debe ser una prioridad que puede salvar vidas y ayudar a muchísimas personas a salir adelante. Firma y comparte para que los políticos nos escuchen.

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