Motivos para dimitir ha dado muchos durante esta legislatura. El más claro, el haber sido reprobado por mentir. Un alcalde que miente y que es reprobado “oficialmente”, pero que, a pesar de ello, sigue faltando a la verdad se retrata a sí mismo. Quien elige a sus representantes institucionales es la ciudadanía. En pocos meses los gasteiztarras manifestarán su apoyo o no a la gestión y talante del actual alcalde. Mi opinión personal es que como mínimo, Maroto debería haber pedido perdón, por mentir, por intentar ocultar y cerrar en falso el escándalo de los alquileres de San Antonio y por hacer oídos sordos al llamamiento mayoritario de la ciudadanía gasteiztarra para que cese su campaña electoralista de crispación y criminalización de una parte de la sociedad. A este respecto, ya respondió hace unos días: “No voy a pedir perdón”. Ni arrepentimiento, ni intención de rectificar.