Pregunta para Europarlamento
¿Para cuándo un plan integral mundial que investigue el cáncer de Mama Metastásico?
Me llamo Heidi, tengo 43 años y 3 hijos y estas son mis dos historias con el cáncer…
El cáncer de mama y el embarazo de mis mellizos llegaron a la par en octubre del 2009. La noticia buena, unas diminutas células creciendo dentro de mí y la noticia mala, una diminuta célula cancerígena también crecía dentro de mí.
Tuve que pasar el embarazo entre intervenciones médicas y quimioterapia. Ese tiempo lo recuerdo agridulce, lleno de miedos, cansancio, citas médicas y una culpa por no estar con mi hija de 8 años como debiera a causa de todas esas cosas, pero también lo recuerdo lleno de esperanza, de ilusión por mis mellizos y de mucho amor por parte de mi marido e hija.
Las quimios se terminaron, los mellizos nacieron, logré hacer las 33 radioterapias sin que la piel se quemara y un buen día también se terminaron los 5 años del tratamiento hormonal.
Llegado ese punto, tenía a mis hijos sanos, un marido como pocos, una vida que me gustaba y muchos momentos felices. Había pasado lo que creí era lo peor que podría sucederme y lo había superado. ¿Qué más le podía pedir a la vida?
…SALUD, esa palabra en la que solo pensamos cuando nos falta y que a mí me falto nuevamente un octubre del 2016, porque si, se puede tener mala suerte y volver a tenerla y a mí me tocó otra vez.
Llevaba meses sintiéndome mal, a veces con mareos y un dolor en el brazo que iba en aumento, al principio no le di importancia, pero después empezó a preocuparme y más cuando pasaba de un médico a otro sin un diagnóstico acertado. Hasta que un buen día el diagnóstico fue metástasis en hueso.
Si la primera vez fue difícil esta fue peor, me sentí devastada, no había cura, pero peor aún era un Estadio IV, entonces no iba a durar más de 5 años, tendría que estar en tratamiento toda mi vida, cambiando de tratamiento cuando uno dejara de funcionar.
Desde entonces tengo días buenos y otros malos, vivo agarrada de un hilo, unos días abajo otros arriba, pero sigo aquí con el único propósito de ganar tiempo y entre tanto ser feliz.
Hace poco la enfermedad avanzó, tengo nuevas metástasis, sentí que el hilo que me sujeta se rompía, fueron momentos de mucho miedo, pero al final respiré y saqué fuerza para seguir adelante y aquí estoy cada día luchando no solo por ganar tiempo sino por intentar vivir en el aquí y ahora y no dejar que el miedo domine mis pensamientos ni que la enfermedad marque el ritmo de mi vida.
No sé qué sigue, ni cómo será, solo sé que, cada día que respiro es un día ganado, que poco a poco estoy viendo crecer a mis hijos y que la esperanza de que haya una cura o un “algo” que pare la enfermedad no la pierdo y que no soy más que una mujer que no tiene más opción que ser fuerte y luchar