Hola Raquel

La primera pregunta que deberíamos hacernos es porqué hay cinco centenares de presos vascos, mientras por qué no hay ni un solo preso del lado del Estado. Si, según un informe del Gobierno vasco, además de las víctimas de ETA, la violencia o el terrorismo del estado ha generado más de trescientas víctimas mortales, además de miles de torturados, como puede ser que no haya ningún perpetrador de vulneraciones de derechos humanos del Estado convicto, preso, a día de hoy. La respuesta solo puede ser una: porque ha existido una política punitiva y penitenciaria del enemigo y otra del amigo. Porque ha habido castigo y premio, en base a la misma legislación. Porque hay medidas penales de venganza y de revancha política y otras medidas de indulto, beneficio penitenciario, con condecoración, ascenso y pensión vitalicia.

Lo primero que deberíamos hacer es empujar para que esas dos respuestas penales excepcionales se conviertan en una sola, y que esta sea además ordinaria. Que no puedan seguir justificándose en antiguos pretextos de ardor antiterrorista, sino que se adecuen a las circunstancias de hoy, cuando no existe ya el motivo o la disculpa de la excepcionalidad legal. Y si deben ser extraordinarias, que sean para traer la paz y la normalidad en nuestro pueblo. Así pues, una legislación y tratamiento penal ordinario, como a cualquier otro preso, en su lugar de origen, próximo a sus familias y ámbito relacional y con expectativas de acceso a la libertad en igualdad de requisitos que el resto de la población reclusa.

Segundo. La posibilidad de una amnistía general, si bien es una reivindicación histórica el que desaparezcan todas las consecuencias del conflicto para su superación,  incluida la existencia de represaliados, que ocurra es ciertamente incierto. Cierto que voces expertas aseguran que es absolutamente lógico que en un dialogo técnico entre ETA y el Estado se dé solución a todas las consecuencias del conflicto armado presentes, concretamente la cuestión de las armas y los presos. Sin embargo, no podemos esperar a que esto suceda, a que en Madrid se imponga lo que es lógico, lo que es oportuno, lo que es racional para cerrar heridas y enfrentar un proceso bilateral, ordenado, a este nivel. No podemos esperar, pero seguiremos apretando para ello como lo hemos hecho hasta ahora.

Pero mientras, y en tercer lugar, pienso que no se puede estar de brazos cruzados esperando a que esa circunstancia se dé mientras los presos y presas sufren durísimas condiciones de vida en prisión. Por eso creo absolutamente necesario apoyar, ayudar, acompañar políticamente el paso reciente dado por los miembros del Colectivo de presos  políticos vascos (EPPK) de utilizar todos los recursos que la ley les habilite para defender sus derechos, incluido  el derecho de acceso a la libertad. Seguir la línea ensayada con éxito con la Doctrina Parot, también para atacar otras medidas que vulneran derechos de los presos. Les traeremos a Euskal Herria para traerles después a casa, de uno en uno, pero a todos y todas.

Un saludo!

Igor