Me llamo Íngrid y estoy luchando contra el cáncer de mama. Con 32 años me observé un bulto en el pecho de 4 milímetros, inmediatamente fui al médico de cabecera y este le quitó importancia. Me diagnosticaron un fibroma, nada de lo que preocuparse, y continué con mi vida normal. 

Pero el tiempo pasaba, el bulto crecía y yo me sentía cada vez peor. Indignada fui al médico y exigí una exploración más a fondo. Me realizaron una biopsia y se confirmaron mis sospechas: desde hace dos años tenía cáncer de mama. 

La enfermedad estaba en una etapa avanzada, por lo que me tuve que someter a un tratamiento agresivo. Como resultado, actualmente no tengo ni pecho ni pezón, con las consecuencias psicológicas que ello supone y que a menudo son ignoradas.  Además, debido a problemas administrativos me dieron el alta médica antes de tiempo, por lo que a mi estado de salud se suman ciertas complicaciones laborales. 

Acudo al Congreso de los Diputados porque me he sentido desprotegida y desamparada tanto por la sanidad pública como por la administración. Pido que para el año 2021 se aumenten las pruebas de diagnóstico y se clarifiquen los protocolos de actuación ante la posibilidad de padecer cáncer de mama.

Soy consciente de que se ha avanzado mucho en este ámbito, pero quiero hacer llegar a nuestros representantes políticos que no soy la única mujer que ha sufrido mi situación de abandono. La detección temprana es fundamental para combatir esta enfermedad: no podemos dejar que con motivo de la actual crisis sanitaria provocada por la Covid-19 se reduzcan las pruebas de diagnóstico. No se puede recortar en salud. 

Agradezco mucho si apoyáis esta pregunta y difundís la iniciativa por todas vuestras redes. Cada gesto cuenta. Muchas gracias a todos.