Pregunta para Eusko Legebiltzarra
Debido a causas psicosociales las mujeres tenemos más posibilidades de sufrir problemas como depresión o ansiedad. ¿Cuándo van a existir espacios y recursos accesibles para cuidar la salud mental de las mujeres?
Hola, soy Iraia y me dedico a la psicología social con un enfoque feminista. A día de hoy, las mujeres tenemos más posibilidades de sufrir problemas de salud como ansiedad, depresión o Trastornos de Conducta Alimenticia (TCA). Tenemos más correlación con enfermar y los recursos para poder luchar contra ello son escasos y poco accesibles. En muchas ocasiones cuando acudimos a la sanidad pública por problemas, por ejemplo, de ansiedad, nos aconsejan que nos tomemos la vida “con más calma” o nos medican, como si alguna de esas dos opciones fuese una solución y sin derivarnos a servicios de salud especializados.
En la actualidad hay mucho individualismo y este intersecciona con el género, ya que cuando estamos mal, no tenemos espacios de cuidados. Por ejemplo, a veces dentro del trabajo sufrimos mooving por parte de compañeras, lo cual tiene que ver con varias variables, pero, una de ellas es que se nos ha enseñado a competir entre nosotras y sobreesforzarnos para hacerlo mejor que la otra. Todo esto tiene que ver con el patriarcado interiorizado, que nos hace ver a la otra como enemiga y relacionarnos desde la falta de cuidados. Si tras recibir violencia dentro del trabajo, acabamos con depresión o ansiedad, cuando acudimos a la seguridad social pueden darnos la baja, pero diagnosticándonos muchas veces Trastorno Adaptativo, que significa que después de un evento de estrés no te has adaptado bien. Esto, lo que viene a decir, es que es la mujer la que no se está adaptando a ese entorno violento.
Tanto en mi trabajo como en mi vida personal, encuentro a muchas mujeres en estas situaciones. A menudo tenemos que lidiar con la doble o triple jornada: la laboral, lafamiliar y la del hogar. Este tipo de elementos son comunes en mujeres que están deprimidas, cansadas… También se dan otras problemáticas debido a la presión para que seamos agradables a la mirada del otro. En muchas ocasiones se nos cataloga como mujeres de baja autoestima sin tener en cuenta todo lo que hay detrás. La autoestima se construye desde lo social y desde cómo nos ven y cómo nos vemos en comparación a las demás personas y al ideal que se espera de nosotras. Es decir, la autoestima no es individual, es psicosocial y estándares sociales, como la gordofobia o el deber amabilidad y empatía constantemente, influyen en ella.
A esto hay que añadir que las mujeres tenemos menos posibilidad de éxito y menos espacio para nosotras mismas. Este problema viene en muchas ocasiones dado por el concepto de maternidad o por la desigualdad laboral. En otros países o culturas la crianza colectiva está a la orden del día, lo que facilita la conciliación familiar y hace que el peso no recaiga en nosotras. Pero si no se dan recursos territoriales donde dejar a los hijos e hijas, nos encontramos con una carga mayor. Por otro lado, de cara a profesiones de cuidado, como la psicología, las mujeres somos la mayoría de las profesionales del sector, pero en las universidades, una gran parte del profesorado o altos cargos son hombres, lo que hace que haya muchas más mujeres desempleadas y precarizadas en comparación con los hombres.
Dentro de las instituciones debe haber una lucha constante contra estas exclusiones para que realmente se dé un avance en el cuidado de la mujer. En el País Vasco no hay recursos accesibles en cuanto a salud mental y si no tienes recursos económicos no tienes muchas alternativas. Por ello, quiero dirigirme a los miembros del Parlamento Vasco. Es necesario que se abran espacios de salud accesibles para todas las mujeres: hay mujeres migradas, que no pueden acceder a los espacios de salud públicos y también hay mujeres con bajos recursos económicos que no pueden acceder a los servicios públicos porque no hay suficientes psicólogas contratadas para atender necesidades y estas necesidades de salud deberían estar cubiertas al igual que los problemas de salud física. Yo misma, en mis trabajos, no tengo servicios donde derivar a las mujeres y cuando yo voy a psicoterapia, como casi todas las mujeres, debo de hacerlo por lo privado.
Además, a la hora de diagnosticar y acompañar a mujeres con determinados diagnósticos (TDAH, autismo…) no se sabe hacerlo como con hombres. Es decir, se debe fomentar desde las instituciones el conocimiento de como afecta el género a mujeres autistas o TDAH porque nos encontramos desamparadas en los servicios de salud. También es fundamental apostar por los cupos y medidas equitativas a la hora de contratar en las que todas las personas tengamos los mismos derechos. Tanto en la psicología como en otras profesiones en las que se da una desigualdad, ya que todos estos aspectos afectan directamente a la salud mental de las mujeres.