Soy Ismael Carro, activista desde los 15 años y descontento porque el sistema ha sido llevado siempre por los mismos. Vivo a unos 15 km de la ciudad de Toledo, en un pueblo llamado Polán; nací hace 51 años en Ayamonte, provincia de Huelva. Y estoy, junto con otras muchas personas de Polán, y otros pueblos, muy preocupado y molesto porque desde hace varias décadas que los pobladores tenemos que vivir en condiciones insalubres debido a las macrogranjas que existen cerca y, sobre todo, al mal manejo que se hace, por parte de las empresas y de las autoridades, de los residuos que emanan de esas instalaciones.

Quisiera hablar de cómo es vivir en Polán cuando hay cerca una macrogranja: aquí, alrededor de las diez de la mañana, y de las 7 u 8 de la tarde no se puede salir a la calle. Son las horas en las que tienen para extender los purines; dos horas críticas al día, sea fiesta, navidades, semana santa o lo que sea. No se puede salir. No se puede respirar, y todo esto ¿para qué? ¿Para qué tener que soportar esto?.

Antes era un poco menos el efecto, porque se abrió una planta de tratamiento de purines, que estaba muy cerca, y que ayudaba a justamente a gestionar esos desechos, pero ha tenido que cerrar porque no había dinero para financiarla.

Aquí, cuando piensan en abrir una macrogranja  te prometen que van a llegar y a dar trabajo a todo el mundo, pero no es así. Además, este tipo de ganadería no es la ideal, y acarrea más consecuencias negativas que positivas para las comunidades en donde se establecen. Estas industrias se están cargando las poblaciones, porque la gente se va, la gente no aguanta el olor. 

Además, justo el pasado 20 de enero, como suele suceder en los lugares que tienen una macrogranja cercana, la Delegación provincial de Sanidad recomendó no beber agua debido a la “descompensación en los valores durante el proceso de la coloración del agua detectado en un análisis rutinario”. Y, aunque aquí hay muchísimo secretismo y desde hace dos años por pandemia, nos llega información a cuenta gotas, y sabemos que este envenenamiento del agua tiene una relación directa con el purín.

Nosotros nos hemos preguntado por qué no se cambia la normativa que, actualmente, no se abre a la posibilidad de aprovechar esos desechos y se usen de alguna forma en beneficio de los poblados. Pareciera que solo les importara el beneficio económico de los dueños de las empresas. Y yo creo que no puede enriquecerse una persona a costa de la vida de otras. 

Queremos que las autoridades y las grandes empresas reutilicen los desechos, o hagan algo para que los efectos no deterioren más la calidad de miles de familias, de niños y niñas que viven cerca de este tipo de granjas. Que nuestras voces y nuestras vidas sean tomadas en cuenta y que si se tiene que cambiar la ley, se cambie. Pero que se actúe siempre, en beneficio de los pueblos de España.