Pregunta para Parlamento de Catalunya
He superado un linfoma. Durante los dos años de tratamiento no recibimos, ni yo ni mi mujer, acompañamiento psicológico público. ¿Por qué no se fomenta el servicio y así se garantiza un proceso de enfermedad más llevadero anímicamente?
Me llamo Ivandro y junto con mi familia, vivo en Barcelona. En 2017 empecé a mostrar episodios de tos y febrícula que me acompañaron durante casi un año. Finalmente, mediante analíticas y diferentes pruebas, me diagnosticaron un linfoma. A raíz del mismo proceso de detección, también me encontraron un tumor en la glándula tiroides.
Para empezar a tratar las afecciones, me operaron de la tiroides. Los médicos sacaron el tumor. Una vez recuperado de la intervención quirúrgica y después de que los médicos determinaran que no necesitaba ningún otro tratamiento, empecé a tratar el linfoma. Me sometí a seis sesiones de quimioterapia y a un autotrasplante de médula ósea.
A finales de agosto de 2020 terminé el tratamiento para el linfoma y en estos momentos me encuentro en remisión. Tengo que acudir al hospital cada tres meses para que me hagan revisiones rutinarias.
Durante todo el proceso de enfermedad, que se alargó casi dos años, ni yo ni mi mujer recibimos ningún tipo de asesoramiento psicológico; no se nos ofreció. Atravesar un cáncer es muy duro por quien lo padece pero también por los acompañantes del paciente, aunque haya personas que sepan llevarlo mejor que otras. Los tratamientos son destructivos física y anímicamente y la percepción de vida cuotidiana y «normal» se altera completamente en un momento y durante mucho tiempo.
Es por este motivo por el que me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya, ya que son quienes me representan, para que tengan en consideración la importancia de garantizar una buena salud mental durante todo el proceso de enfermedad y para que me respondan: ¿Por qué no se fomenta el servicio de psicooncología y así se garantiza un proceso de larga enfermedad más llevadero anímicamente?
Por otro lado, también quiero hacer llegar a las instituciones la necesidad que hay de fomentar campañas de información y concienciación sobre la importancia de donar médula ósea; mucha gente no se hace donante porque no conoce que se trata de un proceso fácil e indoloro y es muy necesario que los registros en los bancos de donantes aumenten. Con una extracción de sangre se puede salvar una vida.
Finalmente, quiero referirme a la parte laboral. Debido a la enfermedad y a sus efectos, los pacientes nos quedamos sin la posibilidad de trabajar durante el tiempo de tratamiento. Una vez terminado este período, la reintroducción al mundo laboral una vez terminado también es muy difícil; en muchas ocasiones no hay posibilidad de encontrar trabajo. Considero que las instituciones deberían trabajar en este sentido, ya sea a partir de ayudas económicas o bien ofreciendo un acompañamiento relacionado con este ámbito; tener que gestionar esta situación, para el paciente es una carga muy grande.